Escúchalo aquí
En algún momento tendré que retomar una actividad que tanto me satisface, la de escribir aquí. Me lo voy tomando con calma, pero y por qué no, el ritmo me lo marco yo como en tantos aspectos de la vida. Aquí lo veo con claridad, al contrario que en los otros terrenos, lo que me recuerda al niño que quiere coger un objeto sin estar seguro de si debe o no, y mira alrededor y a los mayores como buscando impunidad o pidiendo permiso.Pasaron las fiestas navideñas a toda velocidad, casi sin saludar. Por qué no hacer el ejercicio de evitar que se vayan tan rápido hablando todavía un poco de ellas, será como querer parar el tiempo, ¿probamos? Esta vez me ha tocado viajar bastante, para ver a la familia como los otros años, lo que es bueno y nutritivo, y el resto del tiempo para cantar, en Marbella en fin de año y un evento en reyes… (para recordarlo en un futuro lo dejo escrito) Y no ha ido mal la cosa.Se va confirmando que el mundo se divide en dos grupos, el mundo que yo percibo, que es bastante más reducido que el que se ve en las fotos. Los que disfrutan con la Navidad y aquellos que no la soportan pero en cambio la gozan diciéndolo aunque nadie les pregunte, quizá me estoy dejando aquellos a los que les da igual, pero esos no me suelen interesar a mi mucho. Son fiestas muy comerciales, promovidas por el Sistema, no lo niego, con un trasfondo religioso que no percibo yo demasiado más allá de las iglesias; como recuerdes el nacimiento del salvador solo un par de días al año, apañado estás. El cristiano militante lo tiene presente todo el año y al que no lo es, se la sopla, no sé si me explico. Ya comprendo yo que aquellos que han perdido familiares y seres muy queridos lo pasen especialmente mal frente al asiento o los asientos vacíos y la nostalgia de Navidades que sí fueron felices, pero cual es la alternativa, ¿lo será no celebrar nada? Si quieres lo haces y si no, no, pero cada vez que enciendas la tele o camines por las calles y los centros comerciales te meterán la Navidad por las orejas. Hay cosas bastante peores. Ya que es difícil que eso cambie, cambia tú querido; qué tendrá de malo que la gente se visite, se coma más y mejor, se intercambien regalos. No seas cenizo y deja de presumir de criterio, úsalo para cosas mas importantes, y mucho menos repitas argumentos ajenos. Pídele personalidad y tolerancia al rey Melchor, a Felipe VI, a papá Noel o, casi mejor, a ti mismo frente al espejo.