Revista Belleza

Año nuevo, vida (laboral) nueva

Por Negraflor @NegraFlor_Blog

Año nuevo, vida (laboral) nuevaPor fin se opera el cambio

Me estoy adelantando un poco a todas esas cosas que se suelen hacer con el cierre del año, pero estoy contenta y quiero compartir mi ilusión contigo, ya que te tomas la molestia de aguantarme (casi) todos los días. Aún así no te librarás de que, en breve, haga mi Balance de Situación Final. Como en contabilidad, pero a nivel personal.

Hoy lo que quiero contarte es que, por fin, después de algunos años persiguiéndolo, me han autorizado el cambio de Concejalía. Paso de un puesto de trabajo muy técnico a una área mucho más social (así como yo). De hecho empecé ayer.

Si bien desde ahora hasta que termine el año estaré un poco entre dos aguas, cerrando temas del lugar del que me marcho, y empezando a coger el ritmo del puesto al que me incorporo, será en enero cuando se produzca mi plena incorporación a la nueva área.

Tenía muchísimas ganas de cambiar de aires. El área a la que voy a parar es totalmente diferente, en procedimientos, en formas de trabajar, y también, evidentemente, en los vínculos que se establecen entre los compañeros de trabajo. Vengo de una área donde se forman minigrupos de, como mucho, cuatro personas, que se llevan muy bien, y comparten el rato del desayuno y entablan amistad. En el área en la que aterrizado todas las chicas salen a desayunar juntas. Evidentemente, siendo tantas (unas ocho o nueve) se suelen formar subgrupos más pequeños, y siempre hay algún día en el que alguien decide descolgarse y salir a desayunar por cuenta propia; pero, si no hay plan alternativo, todas las chicas desayunan juntas; fomentan la unión del equipo, la interrelación entre todo el personal, independientemente de su puesto dentro del organigrama. Ayer ya me invitaron a desayunar con ellas; de hecho incluso me invitaron a la cena de navidad que celebran esta noche, pero me he abstenido.

Eso por lo que se refiere a la parte de trato y relación entre trabajadores. En lo que se refiere a las funciones a desempeñar, tampoco tiene nada que ver. Me marcho de un lugar de trabajo, como ya te he dicho, muy técnico, donde hay muchísima normativa y, por lo tanto, el procedimiento administrativo se cumple a rajatabla; y llego a una área donde los procedimientos son mucho más flexibles y nada está tan marcado.

Me libro, también, de unas tareas muy delimitadas, con un marco de trabajo muy ajustado, muy rutinario y muy monótono, para incorporarme a un puesto de trabajo en el que tocaré muchas teclas, y llevaré a cabo muchísimas funciones, muy diferentes entre sí. Creo que éste será mi mayor handicap a la hora de incoporarme, y te voy a contar por qué.

Soy consciente de que los primeros meses en mi nuevo lugar de trabajo serán algo complicados. Tendré que adaptarme a nuevos procedimientos, y nuevas formas de hacer las cosas. Eso no es ningún inconveniente para mí, en tanto que me considero una persona versátil, adaptable. El handicap, como te decía antes, viene a nivel mental. En mi antiguo puesto había entrado en una dinámica rutinaria, prácticamente autómata, de desempeñar mi trabajo. Se trata de un puesto en el que no se exigía pensar, prácticamente, sino más bien ejecutar lo que los jefes disponían, y punto. En mi nuevo puesto de trabajo tendré más autonomía y, si bien algunas tareas seguirán siendo bastante rutinarias, hay una gran parte de trabajo que no lo es. Y eso me va a suponer un esfuerzo mental, un cambio de chip que tengo ganas de hacer.

Por tanto sé que los primeros meses estaré navegando un poco a la deriva, intentando establecer mi propia organización del tiempo, preguntando mucho, aprendiendo tareas y funciones nuevas; pero no solo no me da miedo, sino que estoy predispuesta y con muchas ganas.

Mi amigo P. me preguntó, cuando le di la noticia, qué gano con el cambio. Y mi amiga R., muy sabiamente, le contestó que voy a ser feliz en mi trabajo, que me gustará, que me motivará. Y así es. Me siento muy motivada. Siento como que cierro una etapa laboral en la que me sentía desaprovechada, en la que sentía que no podía desplegar todo mi potencial. En cambio ahora siento que podré dar mucho más de mí. Y tengo ganas.

Evidentemente, habrá días de todo; llegarán esos días en los que odie tener que ir a trabajar, como nos pasa a todos a veces; pero el hecho de trabajar en una área que me resulta interesante a nivel personal, y además con un buen clima laboral (importantísimo para mí) lo hará más llevadero.

De entrada, el primer día en el nuevo departamento no tuvo nada que ver con mi primer día en el antiguo departamento. Y sé que las comparaciones son odiosas, pero también inevitables. Ayer la que es ya mi nueva jefa, me recibió en su despacho, me dio la bienvenida, me facilitó un organigrama del área, y me explicó a grosso modo lo que se hace en el departamento. Esto nadie se tomó la molestia de explicármelo cuando empecé en mi antiguo puesto de trabajo, y fui aprendiendo a salto de mata. Eso, para mí, no es agradable, ni es la manera de proceder.

Esta vez tengo una persona que me explica los procedimientos y las tareas que tendré que llevar a cabo, ya que asumiré parte de sus funciones; y ayer ya me estuvo explicando qué tendré que hacer, y me estuvo ayudando con las primeras tareas; y además se la ve dispuesta a soportar el aluvión de preguntas que tenga que hacerle con respecto a todo. Tiene ganas de ayudar. Y eso también anima mucho.

En fin, que ya ves, ahora soy la Chica nueva en la Oficina. No me llamo Farala… pero lo de que soy divina te queda claro, ¿verdad?


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