-Un repaso a lo que ha dado de si este año que se nos escapa entre los dedos. Un año que ha estado cargadito de sorpresas, grandes momentos, tristes despedidas, personajes excelentes, WTF a cascoporro y el regreso de mi Sarah Michelle Gellar.
- Redescubrí South Park. Es una serie que había dejado aparcada en un cajón y que volví a retomar. Sin duda alguna es la gran obra satírica contemporánea. Es más que cuatro niños diciendo tacos, eso esta muy superado. Es una serie cerebral, divertida, excesiva, crítica, honesta, imaginativa y nada complaciente.
- Sue Heck de The Middle, es la secundaria cómica que toda buena comedia necesita. Ella sola o haciendo comparsa con los miembros de su familia es un espectáculo. Sus bailes, sus gritos, su inocencia, su cross-country, su "novio el ambiguo", su honestidad, su relación con el reverendo Tim Tom y su estilismo la enmarcan dentro de la categoría de los grandes personajes. Viva Sue
- Awkward. La sorpresa veraniega de la MTV, una serie de adolescentes para adolescentes pero con miga, con personajes que no resultan estereotipados, insufribles y vacíos. Con una protagonistas a la que dan ganas de dar palmaditas en la espalda, con un puñado de secundarios que hacen el visionado más entretenido, con una gran mala como Sadie capaz de ser retorcida, cruel y sonriente.
- Game of Thrones, de como la HBO reclama el trono de las grandes series.
- La tremenda, durísima y emotiva despedida de United States of Tara. Tras tres temporadas y con el listón muy alto (Bryce es uno de mis malos preferidos desde el minuto uno) la familia Gregson nos dejó para siempre. Lo sentí mucho por la serie porque estaba en un gran momento y estaba mostrando sus mejores cartas. Adiós Tara, adiós Buck, adiós T, adiós Alice.
- Antonia Gavilán de Logroño y todas las escenas en las que se hablaba español de la cuarta temporada de True Blood. La falta de vergüenza y el desconocimiento total unidos para mayor gloria del barroco-bizarro que impera en esta serie.
- River Song, un personaje capaz de merendarse al Doctor. Alex Kingston nos ha mostrado que es una mujer versátil y creíble. River es ya historia de la pequeña pantalla. Ojalá encontremos en nuestro camino seriéfilo personajes tan bien construidos, tan fascinantes, controvertidos, originales y delirantes como River Song.
- El cierre de la segunda temporada de The Good Wife, cuando un ascensor es la perfecta metáfora. Y no olvido la verdad sobre Kalinda. Uno de los momentos más impactantes de este año, hasta lloré viendo a Kalinda derrumbarse (también en un ascensor).
- Mi nuevo amor televisivo, David Morrisey. Tras visionar Red Riding y The Field of Blood, me propongo ver cualquier serie en la que asomara este hombre. En espera State of Play y South Riding. La verdad es que ya le tenía echado el ojo desde Blackpool y el especial de Navidad de Doctor Who pero este año me ha convencido y está en la lista de amores seriéfilos.
- La caída libre de la tercera temporada de Misfits. Sin Nathan no es lo mismo.
- El nuevo enfoque dramático de How I Met Your Mother. La evolución de los personajes se hace de manera sutil, fluida y natural. Hacer pasar a Robin por un mal trago ha sido todo un acierto y Cobie Smulders ha estado a la altura.
- Sarísima Michelle Gellar is back. Con croma o sin él, con espejos, con estilismos imposibles, con peinados estrafalarios, con una trama que no se la cree nadie, con mil y un defectos... Ringer es estupenda para olvidarse de todo, reírse un buen rato y dejarse llevar.
- El inesperado y oscuro final de la tercera temporada de Warehouse 13. Una serie amable y divertida que de golpe y porrazo nos muestra varias muertes de personajes conocidos y la destrucción del almacén de Dakota del Sur. Un movimiento arriesgado que honra a los guionistas. Tengo curiosidad por saber que sucederá en la cuarta temporada.
- Community, toda ella.
- Los abdominales de Alex O'Loughlin en Hawaii Five-0. Alabados sean los dioses de Kobol.
- La magnífica segunda temporada de Justified, que fue creciendo poco a poco ante mis ojos sin dar tregua. Descubrir lo grande que es Margo Martindale, su aportación fue decisiva para la serie y su Emmy a la mejor actriz secundaria en la categoría de dramas me alegró mucho.
- Descubrir a Louis C.K por casualidad y devorar las dos temporadas de su serie. Una comedia inteligente, dolorosa, brutalmente sincera, con ramalazos de patetismo y soledad que calan muy hondo. No es para todos los públicos pero si entráis en ella no podréis salir.
- Wilfred, un perro cabrón que me ha conquistado.
- Stiles de Teen Wolf. El secundario, el mejor amigo del hombre lobo adolescente fue capaz de hacerse con la serie en dos capítulos y de erigirse en el personaje más interesante de ese bodrio. Él era el único motivo por el que vi toda la temporada.
- El sexo y el descontrol de la Roma papal en época de los Borgia. La sucesora de The Tudors ha colmado mis expectativas y Jeremy Irons lo clava como Papa.
- Anna Torv demostrando lo buenísima actriz que es en Fringe ya que no sólo es Olivia y Zorrivia, también es Bellivia. No me lo podía creer cuando lo estaba viendo y aún no me lo creo del todo después de haberlo visto. Que alguien le dé un premio a esta mujer.
- Shameless, la familia disfuncional perfecta. Una agradable sorpresa que no me esperaba y que me enamoró desde el piloto.