Revista Cultura y Ocio
Me puede. Domina todos mis actos. Es dueña de mi voluntad. Yo le doy todo lo que me pide, alcanzo sus metas y cumplo todos los retos que me marca. Se alimenta de ellos. Ha crecido tanto que ya no cabe en mi pequeño apartamento. Ni en mi viejo utilitario. Tampoco simpatiza con mis amigos de siempre. Está cambiando mi vida y no sé cómo pararlo. Añoro aquellos tiempos en los que mi ego dormía y yo vivía.Texto: Yolanda Nava Miguélez