La anorgasmia es entendida como la disfunción que dificulta o imposibilita, en la mujer, la experiencia del orgasmo. Cuando no ha sido capaz de sentirlo nunca se denomina anorgasmia primaria.
Si lo ha experimentado en alguna ocasión y la problemática surge sólo en determinados momentos se denomina disfunción orgásmica ocasional.
Muchas mujeres que sufren esta disfunción piensan que ellas tienen un defecto (como si les fallara alguna palanca) que les impide sentir el orgasmo. Sin embargo, es un error. Todas las mujeres nacen preparadas para poder experimentarlo.
En algunos casos, las mujeres comentan que les es más fácil sentirlo cuando se masturban que a través del coito con un compañero.
Esto es habitual y tiene su explicación fisiológica. El órgano femenino “diseñado” exclusivamente para producir placer es el clítoris, situado justo en el punto donde se unen los labios menores (interiores).
Si tenemos en cuenta que durante el coito la estimulación femenina se realiza mayormente en la vagina (la cual no tiene terminaciones nerviosas excepto en su tercio externo) no es de extrañar que el orgasmo se incite más a menudo cuando, a través de la masturbación, se excite (por cierto, a placer) el clítoris.
Aunque con las mediciones fisiológicas se compruebe que los orgasmos conseguidos a través de la masturbación son más intensos, las mujeres suelen preferir los experimentados a través de las relaciones coitales con sus compañerosParece ser que, tal y como afirman Blumstein y Schwartz, el orgasmo es un placer subjetivo consistente en algo más que las sensaciones objetivas producidas por los espasmos físicos.
Causas de la anorgasmia
La sexualidad se conforma por la interacción de tres dimensiones: la física, la psicológica y la social. Cualquier alteración en alguna de ellas producirá disfunciones. En el caso de las mujeres algunas dimensiones como la educación recibida (dentro de la vertiente social) y la psicológica puede tener más peso que la fisiológica.
Causas biológicas
En el caso de la anorgasmia, las causas biológicas pueden ser muy variadas: alteraciones que afectan a los nervios de la pelvis, trastornos circulatorios que perjudican a esta misma zona, trastornos endocrinos como son la diabetes o la deficiencia de estrógenos, trastornos ginecológicos como alteraciones anatómicas de la vagina o el útero, el consumo de sustancias como: el alcohol, los narcóticos, los barbitúricos y tranquilizantes, el uso de fármacos (para el tratamiento de la hipertensión o la depresión).
Estas causas son más frecuentes cuando la mujer ha sentido orgasmos en alguna ocasión y tras iniciar, por ejemplo, un período de prescripción de fármacos, de los anteriormente mencionados, ha dejado de sentirlo.
Causas psicológicas
Con respecto a los motivos que inducen a tener problemas de orgasmos relativos a los sistemas psicológicos y sociales hay que distinguir, en primer lugar, si es anorgasmia primaria o no. Si es así, tener sentimientos de culpabilidad sexual es más frecuente en mujeres que la padecen que en aquéllas con problemas de orgasmo. La mayoría de ellas han tenido una educación sexual negativa. Aunque tener este tipo de educación no predestina a sufrir disfunciones sexuales sí es un factor de riesgo a padecerlas.
En muchos casos este tipo de educación sexual desarrolla actitudes negativas hacia la masturbación y pensamientos sobre lo abominable de las fantasías sexuales. Ambos aspectos, actitudes y pensamientos negativos, dificultan la experiencia del orgasmo. Cuando es así, la terapia sexual va a necesitar incluir intervenciones dirigidas a modificar estas ideas.
Causas sociales
Otras teorías defienden que en las mujeres que padecen anorgasmia se evidencian problemas de imagen, los mismos relacionados con anorexia o bulimia (excesiva autocrítica, altos niveles de perfeccionismo…).
Esta idea está relacionada con la de Kaplan, quien defiende que el origen de la anorgasmia reside en la tendencia habitual a mantener un control excesivo sobre los sentimientos o los comportamientos.
Por último no hay que olvidar algo que parece evidente, aunque para muchos no lo es: las malas relaciones de pareja.
Éstas son también un caldo de cultivo que genera problemas de orgasmo.
Si existe maltrato (físico o psíquico), si la única relación que se mantiene con el compañero es en la cama, o sólo se hace cuando el hombre quiere, entre los variados ejemplos que podríamos dar, existen muchas probabilidades de poca disposición por parte de la mujer a disfrutar del acto sexual.
¿Cómo se produce?
Esta inhibición, a su vez, propicia otros fracasos sexuales que son el origen de las presiones de actuación, produciéndose un círculo vicioso que automantiene el proceso de la disfunción.
Algunas mujeres intentan buscar soluciones individualmente como practicar el coito más a menudo o controlar todos los factores de antes y durante el acto con objeto de facilitar la consecución del orgasmo.
En cualquier caso, si se produce la fase de excitación normal, las causas inmediatas de los problemas de orgasmo, según Marsters y Johnson, son las presiones de actuación y las ansiedades que se producen a causa de éstas.
Con independencia de si estas presiones las autoimpone la mujer o su compañero, el hecho es que la ausencia de orgasmo puede colocarla en posición de espectadora sobre toda la actividad sexual, inhibiendo su capacidad de respuesta.Todo esto reduce la espontaneidad y transforma externamente la actividad sexual en un trabajo orientado a una meta que dificulta la relajación.
De esta forma la ansiedad se instaura más profundamente.
Si tras intentar varias alternativas no se soluciona el problema, es probable que éste se agudice e, incluso, derive a otras alteraciones como puede ser la reducción en la excitabilidad de la mujer.
¿Qué efectos produce la anorgasmia
En muchos casos la primera consecuencia que la anorgasmia produce es el falseamiento, por parte de la mujer, del orgasmo. Hacer creer al hombre que ella también consigue el placer total en la actividad sexual puede ser, al principio, una forma de proteger al varón de tener una posible disfunción.
Sin embargo, si se mantiene, esta pauta de respuesta supone una interferencia muy grave en la comunicación de la pareja que puede llevar a consecuencias muy negativas.
Si el hombre piensa que la mujer consigue el orgasmo no va a hacer nada por modificar las pautas sexuales que mantiene ya que cree que debe estar haciéndolo bien. De este modo se tiende a continuar con los conductos sexuales inadecuadas y habituales lo que no ayuda a superar el problema sino a perpetuarlo y agudizarlo.
Otra consecuencia es la Congestión Pelviana. Si tras la fase de excitación normal, no se consigue el orgasmo, se acumula en el útero gran cantidad de sangre produciendo varices a su alrededor. A esto se le denomina Congestión pelviana y produce, entre otras, molestias durante el coito y al sentarse.
¿Cómo se diagnostica?
Una vez eliminada la posibilidad de un origen famacológico o fisiológico de la disfunción, el diagnóstico irá encaminado a analizar si se ha experimentado alguna vez un orgasmo o no.
Para conocer a fondo el origen de la anorgasmia, es necesario identificar los factores que bloquean el orgasmo impidiendo que éste surja de modo espontáneo.
a) Las pautas sexuales habituales:
- Los aspectos de la sexualidad que hacen sentir a la mujer más incómoda
- Las experiencias vividas más satisfactorias
- Las facetas sexuales que siente más agradables
- Las más frustrantes
b) El tipo de comunicación que establece con su compañero sobre su sensibilidad sexual antes, durante o después del coito.
c) Las concepciones que mantiene sobre el sexo:
- Los aspectos que más le preocupan
- La opinión sobre la masturbación, sexo oral…
- Sus actitudes sexuales positivas y negativas
- La descripción de un encuentro sexual perfecto
- Su parecer sobre si la mujer debe sentir algún placer en la experiencia sexual
- Si ha internalizado el sexo como una tarea más que la mujer debe desempeñar en el matrimonio más que como una actividad lúdica y placentera
- Si elimina las posibles fantasías sexuales mientras se mantienen las relaciones con el compañero porque es una “infidelidad de pensamiento”.
d) Las normas educativas recibidas:
- Si en la infancia y en la adolescencia le han inculcado que no se debe “tocar ahí abajo” o se le insinuó que la zona genital es impura.
- Si se le ha enseñado que todo lo relacionado con el sexo y la masturbación es pecaminoso hasta que se haga por amor.
- Si tras los cuentos (“La bella durmiente”, “La cenicienta“…) se continúa con las “novelas románticas” en las que las escenas de amor son siempre placenteras y sensuales y los finales, felices.
- Si por la educación recibida ha terminado asociando el sexo con “hacer el amor” y éste, a su vez, con el coito, insinuando que el único objetivo de la relación sexual es la penetración, invalidando, al mismo tiempo, todo lo que no sea sexo compartido.
e) Otros aspectos:
- Si tiene problemas de autoimagen
- Si tiende a ser demasiado autocrítica y a pensar demasiado mientras mantiene relaciones sexuales en vez de ser más sensitiva
- Si es consciente de la existencia de problemas en sus relaciones sexuales pero no se ha molestado en intentar solucionarlos.
Tratamiento de la anorgasmia
La mujer que quiere buscar una solución para su problema de anorgasmia debe sensibilizarse con la idea de que la forma más fácil de conseguirla es tener orgasmos por sí misma. Esto supone que la mujer adopte un papel activo en el tratamiento y un compromiso de realizar los ejercicios durante tres o cinco semanas.
El primer paso ya lo ha realizado, junto con el especialista, en el proceso de diagnóstico. Se trata de analizar su comportamiento sexual previo y actual con el objetivo de familiarizarse con él.
Saber qué es lo que debe evitar (por ejemplo los pensamiento inadecuados) o cuáles desarrollar (las actitudes sexuales positivas).
Después, debe tomar conciencia de su cuerpo a través de algunas sesiones de concentración sensitiva dirigida, cuyo objetivo es conocer las sensaciones que percibe a través de las caricias que ella misma realizará sobre su cuerpo.
Tras varias sesiones empezará a notar la plataforma orgásmica así como el orgasmo. De haberlo conseguido durante varias sesiones hay que intentarlo nuevamente con algunas variaciones: acariciándose de diferente forma, intensidad, ritmo, duración o estimulándose con fantasías y lecturas.
Con posterioridad, si la mujer los desconoce, es conveniente que curiosee con un espejo sus para aprender cuáles son sus partes y las sensaciones que las caricias proporcionan en cada una de ellas.
Una vez conocido su cuerpo se pasa a la autoestimulación durante 30’ al día. Debe comenzar por todo el cuerpo para, posteriormente, ir centrándose en aquellas partes que más placer le reporten.
Es conveniente concentrarse en aquellas caricias o circunstancias que, una vez alcanzado un determinado nivel de excitación, desencadena el orgasmo: por ejemplo: contraer y relajar alternativamente algunos músculos, pensar determinadas fantasías o decir palabrotas.
La última fase de la intervención individual consiste en incorporar el uso de un vibrador en el proceso de estimulación. Para quien no esté habituada a su uso es conveniente incorporarlo paulatinamente en el proceso de las caricias, evitando ir directamente a los genitales.
El último paso es conseguir el orgasmo con un compañero. Este proceso de generalización desde el orgasmo individual a la experimentación en pareja no siempre se produce de forma automática. Se hace necesario un proceso de comunicación, mediante el cual transmitamos a nuestro compañero cómo conseguimos los más altos niveles de excitación. Puede hacerse verbalmente mientras él va acariciando o mediante la técnica de Algunas otras opciones pueden ser: incorporando un vibrador, practicando sexo oral, recurriendo a fantasías o adoptando la postura de la mujer encima, ya que permite, además de la penetración, las caricias sobre el clítoris.
¿Cuándo acudir al psicólogo?
El que las mujeres acudan al especialista a pedir ayuda está relacionado con la concepción que ellas mantengan sobre la sexualidad. Si por su educación piensan que están para dar placer o que el objetivo de la sexualidad es únicamente la procreación, no cabe duda, no acudirán porque no se preocupan por su propia sensibilidad. Por el contrario, si son conscientes de la sensación de frustración que su actividad sexual les produce, entonces sí buscarán ayuda.
En muchas ocasiones se intenta solucionar el problema poniéndole más romanticismo a las situaciones previas a la actividad sexual con cenas, con velas, flores… Sin embargo, a veces lo único que se consigue es producir en la mujer mayor ansiedad de actuación dificultando la consecución del orgasmo.
Si siente molestias durante el coito o al sentarse, hinchazón en el bajo vientre debe acudir a su especialista ante la posibilidad de padecer Congestión Pelviana.
Aunque no sea capaz de hacerlo con su compañero, sincérese consigo misma y cuestiónese si los dolores de cabeza son reales o excusas para evitar mantener relaciones sexuales con su pareja o si cuando las practica se queda insatisfecha. Pero, sobre todo, reconózcase el derecho de conseguir placer con su sexualidad.
Si no es así, no lo dude, acuda a su especialista, seguro que estará a su disposición para lo que necesite.