Revista Educación

Años

Por Siempreenmedio @Siempreblog
Años

No es de ahora, en serio. No es porque me acerque despacio, a ritmo de un segundo por segundo, a la vejez (o, al menos, eso espero, llegar y ver el mundo desde esa perspectiva). Siempre he sido mucho de pensar en las personas mayores. De identificarme con ellas. De sentir la punzada que deben sentir quienes han sido independientes y han tenido vidas plenas y, o de golpe o de forma paulatina, van necesitando cada vez más ayuda para hacer cosas cotidianas. De sufrir al pensar en el desamparo tan grande que debe ser tener lagunas de memoria, saber que te estás yendo por un alzheimer o una demencia. De la rabia que debe dar tener que dejar de hacer las cosas que te gustan porque el cuerpo no da para más.

Ser viejo o vieja (llegar a esa parte de la vida) es muy duro. Lo es porque vas viendo tu deterioro y sabes que avanza inexorable. Quieres envejecer con calidad, que quiere decir que te gustaría desenvolverte con autonomía el mayor tiempo posible. Y también que las cosas que duelen, duelan lo menos posible. O que la ayuda que te presten llegue cuando la necesites de la mano de personas amables y cariñosas. Porque, cuando ya no puedes valerte por ti mismo, surge una vulnerabilidad terrible, similar a la de los niños y niñas vulnerables, pero con otro matiz: tú ya has pasado por un mundo. Tú sabes de la vida. Ya has recorrido camino y tienes que ponerte en manos de los demás. Lanzarte al vacío.

Hay un problema de fondo en algunos sectores de la sociedad relacionado con el rechazo hacia lo anciano (como decía aquí mi compañero "ElHombre10"). Como si todos fuéramos a tener siempre 30 años (bueno, ahora mismo con 30 años tampoco estamos como para tirar cohetes ... la mayoría sigue viviendo con o dependiendo de sus familias, pero ese es otro tema). Muchas veces pienso en la discriminación tan bestial que sufren las personas mayores: ya no son tenidas en cuenta para un montón de cosas. Menuda estupidez. Despreciamos la experiencia (no quiero decir con esto que todas las personas ancianas sean seres de luz, ojito que os veo venir).

Al lío: hace cosa de un año estaba yo pensando en mis cosas cuando escuché las declaraciones de Lorenzo Milá (a quien respeto muchísimo como periodista, pero debo reconocer que su comentario me sentó como un tiro). No me refiero a que comparara el coronavirus con la gripe (que eso lo decía casi todo el mundo, qué cosas) sino a, de nuevo, insistir en que quienes habían fallecido eran, sobre todo, personas mayores con patologías previas.

Tócate los pies.

Parece que debemos asumir que, como son mayores, no pasa nada.

Párense un momento a pensar: como son mayores, NO PASA NADA.

En ese mismo instante pensé: ¿y si fueran niños?

Terrible, ¿verdad?

Pues mi pregunta es ¿por qué hemos asumido que la vida de una persona mayor vale menos que la de otra que no lo es? Si hemos puesto en marcha campañas monumentales a escala global como la de la gripe para vacunar al mayor porcentaje posible de población vulnerable, entiendo que ha sido también pensando en las personas mayores, ¿no? En toda la población, imagino. Con el coronavirus, igual. Creo sinceramente que le estamos parando los pies al puñetero (ojalá no me equivoque).

Hoy he leído esta noticia (recibida a través de Juanlu Sánchez) sobre una residencia de ancian@s de Córdoba, el Centro de Alzheimer de Alcaracejos. Ni un solo caso de Covid entre sus mayores. Una gestión impecable y organizada de una situación terrible que nos pilló a todos sin herramientas. A estos profesionales les importaban muchísimo sus pacientes. Tanto que lo hicieron todo por ellos. No solo porque era su trabajo, sino porque eran personas. Lamentablemente, las residencias de ancianos han sido diezmadas y hemos perdido infinitas historias, infinitos libros, infinitos recuerdos... y no solo de personas consideradas "mayores".

Los años pasan por todos nosotros. Y no somos menos valiosos, queridos o importantes por ser mayores. No nos acostumbremos a ese lenguaje frío e inhumano que discrimina y justifica con un "es que era mayor" la muerte (me refiero a las evitables, claro) de las personas ancianas. Ojalá hacerme vieja para ser una punki de los derechos de los mayores. 😉


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