El 14 de junio de 2014, el presidente chino falleció en un atentado mientras visitaba Lhasa, la capital de Tíbet. Casi inmediatamente su primer ministro acusó a India de financiar el ataque. Dos días más tarde, soldados chinos mataron a 17 militares indios en un intercambio de disparos fronterizos. Transcurridas 24 horas, India declaró la guerra a China. Una semana después un submarino estadounidense hundió un destructor chino en el mar del Japón. La guerra mundial había estallado.
Si un historiador del futuro mirase a nuestro presente tras el velo terrible de esa guerra mundial, intentaría explicar los 14 primeros años de nuestro siglo como un camino inevitable hacia el abismo. Es así como los historiadores han mirado el comienzo del siglo XX, como la agonía de un largo siglo XIX que duró 114 años y terminó en la guerra más terrible que habían conocido los hombres.
Philipp Blom quiere que miremos el comienzo del siglo XX sin la máscara de gas de la guerra de trincheras. Su “Años de vértigo” es una historia política, cultural, científica y social de los primeros 14 años del siglo XX, narrada con un ritmo apasionante. Blom dedica cada año a un tema concreto: 1901 es el año de la muerte de la reina Victoria; 1905, el de la primera revolución contra el déspota Nicolás II; 1909, el año en el que Blériot vuela sobre el Canal de La Mancha y Marinetti publica el primer manifiesto futurista…
Con la habilidad de un gran divulgador, Blom combina anécdotas de reyes bocazas con hazañas revolucionarias de inventores, frustradas revoluciones con golpes de estado artísticos que cambian el arte para siempre. Un veterinario irlandés inventa una rueda de goma para el triciclo de su hijo y una década después 10 millones de personas son asesinadas en el Congo, en una matanza sistemática mantenida en secreto durante años por un rey codicioso y canalla.
“Años de vértigo” es el relato de un tiempo emocionante y contradictorio, de velocidad y euforia, en el que los Curie descubren el poder aterrador del átomo mientras los periódicos anuncian baños de electricidad para curar enfermedades. Una década y media en la que Freud se adentra en el interior de la mente y Picasso y Gris despedazan la figura humana, mientras el automóvil, el cine, la cámara de fotos o los grandes almacenes llegan a la vida cotidiana para siempre.
Blom encuentra similitudes entre esos 15 años veloces y el comienzo de nuestro siglo, lleno de avances que todavía no hemos asimilado y de peligros que amenazan con llevarnos al abismo. Pero, sobre todo, Blom advierte una gran diferencia entre ambos comienzos de siglo: para nosotros “el futuro ya no es una promesa, sino una amenaza; ahora lo que queremos es evitar que llegue el futuro, pretendemos vivir en un presente sin fin, y un presente infinito es imposible“.
Pd. Philipp Blom dedica la introducción de “Años de vértigo” a la imagen que acompaña estas líneas: “Gran Prix de Circuit de Seine”, una fotografía con la que Jacques Henri Lartigue atrapó la velocidad de su época y que, por razones que desconozco, no aparece en la portada de la edición de Anagrama.
1/12/10