Anotaciones al margen: Tarifa nocturna

Quería traer un fragmento del último libro reseñado, Tarifa nocturna, principalmente por tener un pequeño recuerdo en el blog, y también porque he pensado que le puede valer a alguien indeciso para saber si es su tipo de humor o no.

En todo caso, os pondré en antecedentes.

Cora ha quedado con su hombre, segunda cita, en casa de él. Ella entra en el edificio, sube las escaleras hasta el piso de Daniel y, cuando llega arriba, le entra un ataque de hipo

Nos pasamos el primer cuarto de hora de nuestro encuentro probando y desechando diversas técnicas para combatir el hipo. Beber un vaso de agua. Contener la respiración, Pronunciar fórmulas mágicas. Inútil.

Daniel parecía estar pasándoselo de lo lindo. Yo ya estaba a punto de recitar la tabla de multiplicar al revés cuando de pronto dijo:

-Por cierto, voy a tener que marcharme. Una urgencia médica. Espero que no te enfades conmigo.

-¿Cómo? -Por dentro me quedé de piedra. Aunque, en cuestión de segundos, conseguí, al menos de puertas para afuera, aparentar comprensión-. No pasa nada. A mí incluso me viene bien. Todavía tengo que acabar cosas del trabajo.

-Ya, ya. ¿Y qué me dices de tu hipo? ¿Se te ha pasado?

Me quedé escuchando mi cuerpo con gran expectación. Ni rastro del hipo. Solo un hondo y doloroso vacío en mi interior.

-Se me ha pasado.

-¿Lo ves? Esa táctica nunca falla.

-¿Cómo?

-La táctica de pegarle un susto de muerte al que padece hipo.

-Ah. Sí. Claro.

Por desgracia, de esa táctica no me acordé. Me planteé la posibilidad de simular el hipo para sentirme menos ridícula, pero al final lo dejé correr. No tengo ninguna experiencia fingiendo hipo. Mi especialidad es la simulación de interés, compasión y orgasmos.

¡A mí me parece que esta protagonista no tiene despercidio!