Hace tiempo que vengo siguiendo los anuncios de Estrella Damm. Desde hace 4 o 5 años (quizás más) son una maravilla en fotografía, música, producción, etc. Y desde hace un par de años, además, con claros mensajes de sostenibilidad y cuidado al medio ambiente, en lo que claramente podríamos decir que es una apuesta de un valor corporativo por ser líder en su segmento en términos de sostenibilidad.
Pero no es mi idea hablar de la forma en la que esta conciencia verde está impactando en las estrategias de las empresas en los últimos años, y cómo la reducción de la huella de carbono en toda la operativa diaria de las empresas se ha convertido en un pilar de la estrategia de las grandes compañías, convirtiéndose en una referencia para un consumidor que, cada vez más, está preocupado por el impacto dejan de las marcas que consume en el medio ambiente. Porque es su planeta. El planeta que heredarán sus hijos, los hijos de sus hijos, y así sucesivamente.
No. No voy a hablar de eso más allá del párrafo anterior.
Sin embargo, me gustaría centrar el tiro de este post en lo bonito que puede ser un anuncio (que además de fotografía e imágenes, cuenta una bonita historia). Y para cerrar el círculo, con música original y exclusiva. En mi opinión, este anuncio (¿publirreportaje?) de algo más de 3 minutos es una verdadera maravilla y un regalo a los sentidos.
Debería ser obligatorio verlo para todos los estudiantes de publicidad, de imagen y sonido y de tantas otras disciplinas en las que pueda verse que no hay por qué hablar de un producto para impactar al consumidor y dejar en su memoria la música, la imagen y la imagen de marca de ser una empresa comprometida.
Mi enhorabuena para Estrella Damm. Espectacular.
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