La vida nos da sorpresas, sorpresas nos da la vida
Hay directores que tienen un don a la hora de sacar lo mejor de los actores con los que trabajan, exprimiendo cada sentimiento de su potencial interpretativo, y uno de ellos es el británico Mike Leigh, que con su última película, Another Year (2010), no ha perdido la oportunidad de volver a demostrar su facilidad para introducirse, de forma natural, en los dramas personales de individuos que necesitan mucho cariño y cuya fragilidad les impide seguir hacia delante. Sin embargo, en cuanto al desarrollo de la historia, en las primeras secuencias uno tiene la sensación de que está viendo una película muy correcta y con alto nivel interpretativo pero que lo que ve de la vida de los personajes tampoco es que le interese mucho, ni parece que el ritmo pausado de la acción sea un buen respaldo. Pero Leigh tiene mucho talento y lentamente la trama va cogiendo momentos con más interés, sobre todo por la triste situación en que se encuentran algunos personajes, como por ejemplo el de Mary, que recuerda, por su manera tan expresiva a la hora de hablar y tan inestable emocionalmente, el papel que Brenda Blethyn desempeñó, de manera impecable, en la majestuosa Secretos y mentiras (1996). Esta solitaria y apenada mujer es interpretada de forma tan real por Lesley Manville que la evolución de su personaje irá adquiriendo más peso en la trama y al espectador le resultará imposible de olvidar.
El argumento de la historia está dividido en cuatro capítulos que son las cuatro estaciones del año. Y empezando por la primavera, conoceremos a la pareja protagonista: el matrimonio formado por Tom (Jim Broadbent) y Gerri (Ruth Sheen), cuyos nombres recuerdan a la famosa pareja de dibujos animados. Ella es terapeuta y él ingeniero geólogo y pasan parte de su tiempo en una parcela donde tienen un huerto. Su hijo Joe (Oliver Maltman), que no vive con ellos, es abogado y a sus treinta años aún está soltero, algo que empieza a preocupar a sus padres. De vez en cuando reciben su visita, igual que la de algunos amigos más íntimos, como Ken (Peter Wight), un tipo obeso que se siente muy solo y que no logra superar el hecho de que se vaya haciendo mayor. También están las apariciones de Mary, mencionada anteriormente, que ejerce de secretaria en el hospital donde trabaja Gerri y cuya vida solitaria es un tanto desoladora, con mala suerte en el amor y siempre buscando hombres más jóvenes que ella (mismamente, su interés por Joe será fundamental en la historia). Y los cambios que surgirán en las dos últimas estaciones harán que su personaje vaya cogiendo mucha más importancia hasta el punto de ser el centro de atención del director y del mismo espectador.
En definitiva, se puede resumir la película en un cúmulo de sentimientos de alegría y de suma tristeza que percibimos gracias al excelente trabajo de todos los actores y también, como no, a la gran dirección de Leigh, que les deja el espacio adecuado para que den rienda suelta a sus diálogos, como en un plano casi fijo de más de dos minutos en el que la actriz Lesley Manville llega tarde a una comida en la casa de Tom y Gerri y explica, sin parar de hablar, el porqué de su tardanza. Pero lo que más sorprende, y que es algo que Leigh lo ha realizado de forma asombrosa, es ese virtuosismo que tiene para lograr captar la esencia del drama, ese momento justo en el que el espectador siente verdaderamente la fatal situación en la que se encuentran algunos personajes conseguido con un silencio oportuno unido a una imagen fija en la que vemos la mirada perdida de los actores, justamente antes de cambiar de escena. Es ese intervalo de tiempo en el que el espectador se deja llevar por las sensaciones que transmiten esas caras tristes, con poca esperanza y que piden a gritos, sin pronunciar palabra, un cambio en sus vidas, como el emocionante y formidable plano final.
“Un drama que empieza siendo correcto aunque sin dejar huella en el espectador, pero que irá cambiando de aspecto a medida que avanza la trama gracias a las grandes interpretaciones, a la evolución de un triste personaje y a la gran dirección de Mike Leigh”