Víctor Alvarado (publicado en Pantalla 90)
El cine británico todos los años nos obsequia con un ramillete de películas más o menos interesantes, que esconden buenas historias y en las que se percibe el buen hacer de profesionales de la talla de Ken Loach, Michael Apted, Tom Hooper o de Mike Leigh, que escribe y dirige este producto cinematográfico, convirtiendo lo cotidiano casi en poesía. Another year (2010) es un melodrama, que recuerda a la comedia otoñal, Las cuatro estaciones (1981), del director-actor Alan Alda.
Cuenta la historia, dividida en cuatro capítulos coincidentes con las cuatro estaciones, de un matrimonio veterano y consolidado siempre dispuesto a ayudar a toda persona que se cruce en su camino.
Mike Leigh es el director de uno de los largometrajes más positivos de su carrera en la línea de Secretos y mentiras (1996), donde se narraba la vida de una persona que buscaba a su madre biológica y se preguntaba sobre el porqué de su situación, y de Happy: un cuento sobre la felicidad (2008), que afrontaba la vida con optimismo. Sin embargo, también ha realizado trabajos menos acertados cómo El secreto de Vera Drake (2004) en la que se presentaba a un personaje que ayudaba a abortar como especialmente bondadoso, cuando todos sabemos que esta práctica atenta contra la vida del ser más indefenso.
Por otra parte, el cineasta británico ha contado con algunos actores que han participado en otras de sus producciones, favoreciendo, especialmente, el lucimiento de Leslie Manville y Ruth Sheen, magnificas actrices por cierto. A nuestro juicio, el mérito de Leigh ha consistido en construir el relato en base a una pareja formada por Tom (Jim Broadbent y Gerri (Ruth Sheen), pues la química entre ellos funciona a la perfección y, sobre todo, parece verosímil que un matrimonio experimentado esté caracterizado de esa manera y no de otra. Actúan con la madurez que se le presupone a una pareja que lleva tantos años de relación.
En contraposición con lo positivo, esta cinta, nominada a los Óscar por su guión en 2011, presenta un ritmo lento y algunos diálogos se alargan de modo innecesario. En un par de ocasiones se escucha un par de exabruptos que pueden molestar a los creyentes porque acaba rompiendo el tono amable de la producción, unas expresiones acordes con el tono y poco interés con el que algunos personajes se comportan en el funeral de un ser querido.
En nuestra opinión, este matrimonio tan peculiar aplica de forma práctica su amor al prójimo, para lo que utiliza las herramientas que posee el sentido común y el buen corazón. Su actuación transmite serenidad y sensación de felicidad. La película es un canto a la familia tradicional que permanece unida tanto en los buenos como en los malos momentos. El largometraje sugiere con las imágenes que para que una pareja funcione es necesario que tengan gustos e intereses comunes.
El personaje, interpretado por Leslie Manville, sirve para demostrar las consecuencias de llevar una vida desordenada y sin ningún tipo de referente, que respira gracias a la profunda generosidad de su amiga.