Creo que el líder menos serio que hay en España es Pablo Iglesias. Su mayor grado de madurez es el propio de un adolescente y normalmente actúa como un niño; un afán de protagonismo patológico y una cuota de vanidad nunca satisfecha.
Ahora quiere que pensemos que el cambio de gobierno ha sido obra suya (desgraciadamente ha contribuido) y no pierde ocasión para dejar patente su papel decisivo.
Con él no caben las entrevistas secretas o discretas porque “se filtra encima” como ha ocurrido con la reunión de Moncloa o con los acuerdos para cambiar el Consejo de RTVE.
Ya dejó en mal lugar a Sánchez con aquel conato de gobierno que iban a formar y ha vuelto a hacerlo.
Sigue como personaje único del teatrillo que tiene montado.