


Paul Rudd es el protagonista, y aguanta bien con el peso de la película, haciendo además un superhéroe fuera de lo común, y bastante creíble. A pesar de sus dotes para la mecánica y la electricidad, transmite cercanía, y da la sensación de que a cualquiera nos podría haber pasado lo que a él. No se queda atrás Michael Douglas, ni Evangeline Lilly, ambos muy correctos. Corey Stoll además como el villano de la función cumple, y a su favor está que en esta ocasión, su personaje ha sido bien dibujado en el guión. Mención a parte tienen el roba escenas Michael Peña (el más gracioso de la función) y la pequeña Abby Ryder Fortson, capaz de robarte el corazón.

Un acertado final que mantiene el tono desenfadado, modesto y ligero de toda la película, y que no hace otra cosa que provocarme que os recomiende la película. Entre las pequeñas modestias y las ligerezas, nace algo grande y muy entretenido.