Revista Opinión

Ante ciertos hechos es más adecuado recurrir al sentido común que a supuestos antecedentes históricos

Publicado el 18 enero 2017 por Msnoferini

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Leía hoy en el ABC la columna de José María Carrascal, periodista octogenario que se hiciera famoso por ser el presentador del telediario de las ocho en los primeros tiempos de Antena3 y por sus estrafalarias corbatas. Un artículo de opinión, titulado “El Verdadero Nacionalismo”, donde su autor intenta hacernos ver, cogiendo como referencia la reciente “conferencia de presidentes” donde “seremos afortunados de no terminar a bofetadas”, los grandes males de España; pues “el problema número uno de este país” es la mala relación entre los diferentes territorios del estado, “el mal engarce” que arrastramos desde la ya tan recurrente “unidad de las Españas”  en época de los Reyes Católicos, y principalmente los poco democráticos nacionalismos “que desde la superioridad exigen ya de entrada que se les dé cuanto piden”.

Pero la perla del artículo, o el punto que a este servidor más le ha indignado, y eso que de nacionalista poco tengo, es cuando se hace referencia a no ceder ante quienes piden poder atribuirse la “facultad de independizarse”, “por no ser eso una negociación, sino una rendición”. Una rendición de la que “hemos tenido bastante culpa el resto de los españoles, al reconocerles rasgos y privilegios incompatibles con el moderno Estado de Derecho. Comenzando por el apelativo de histórico, cuando historia tiene tanta o más cualquier otro rincón de España. Luego, concediéndoles prerrogativas fiscales más propias de la Edad Media que de la actualidad”.

José María Carrascal patina estrepitosamente cuando menciona la historia para indicar que no se deberían supeditar derechos o prerrogativas a hechos del pasado. Es evidente que los derechos no tendrían por qué nacer de la historia, aunque esta sea importante. Los derechos reivindicados por el pueblo catalán y el sentimiento de desafección hacia el estado español nacen principalmente de los constantes agravios recibidos en los últimos veinte o treinta años, como podría ser el recurso de inconstitucionalidad contra l’Estatut que allá por el año 2006 presentó el Partido Popular, nacen de la desigual contribución económica a la sostenibilidad del estado y de las constantes críticas recibidas aun habiendo sido durante muchos años la autonomía que más aportaba y nace de la manifiesta falta de libertad del pueblo catalán a poder ejercer el derecho inalienable de cualquier pueblo a poder decidir libremente cual quiere que sea su futuro.

Hablar de historia, en no pocos casos manipulándola o retorciéndola a conveniencia, para intentar justificar el derecho a decidir sobre la independencia de un pueblo o para argumentar todo lo contrario, para reivindicar el derecho sobre un territorio (como podría ser el caso del Pueblo de Israel), modificar fronteras, etcétera, me indigna. El derecho de un pueblo a decidir su vinculación o emancipación, para convertirse en un país soberano no se ha de fundamentar en el pasado o en hechos diferenciales, se ha de reconocer única y exclusivamente por el manifiesto deseo de sus gentes. La plena democracia consiste en eso, personas libres que deciden su futuro, guste más o guste menos lo que se ha de someter a decisión del pueblo.

MSNoferini


Ante ciertos hechos es más adecuado recurrir al sentido común que a supuestos antecedentes históricos

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