Revista Coaching

Ante la adversidad

Por Jpviola

jun 04

Ante la adversidad

Categorías:

Cuentos, Liderazgo personal

Hoy comparto una parábola muy conocida en la web, pero que quizás aún no te haya llegado… o te la hayan contado hace tiempo y hoy puedas reflexionarla nuevamente, Es la parábola de la zanahoria, el huevo y el grano de café. Lamentablemente no logré dar con su autor, o su origen, si alguno lo conoce, por favor nos lo comparte!

“Una hija se quejaba a su padre acerca de su vida y como las cosas le resultaban tan difíciles. No sabía cómo hacer para seguir adelante y creía que se daría por vencida. Estaba cansada de luchar. Parecía que cuando solucionaba un problema, aparecía otro.

Ante la adversidad
Su padre, un chef de cocina, la llevó a su lugar de trabajo. Allí llenó tres ollas con agua y las colocó sobre fuego fuerte. Pronto el agua de las tres ollas estaba hirviendo. En una colocó zanahorias, en otra colocó huevos y en la última colocó granos de café. Las dejo hervir sin decir palabra. La hija esperó impacientemente, preguntándose qué estaría haciendo su padre.

A los veinte minutos el padre apagó el fuego; Sacó las zanahorias y las colocó en un recipiente. Sacó los huevos y los colocó en un plato.Coló el café y lo puso en una taza. Mirando a su hija le dijo:

“Querida; ¿Que ves?”
“Zanahorias, huevos y café” – fue su respuesta.

La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias.
Ella lo hizo y notó que estaban blandas. Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera. Al sacarle la cáscara, observó que el huevo estaba duro.
Luego le pidió que probara el café. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma.

Humildemente la hija preguntó: “¿Que significa esto, padre?”
Él le explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad -agua hirviendo- pero habían reaccionado en forma diferente.
La zanahoria llegó al agua fuerte, dura. Pero después de pasar por el agua hirviendo se había vuelto débil, fácil de deshacer.
El huevo había llegado al agua frágil. Su cascara fina protegía su interior líquido. Pero después de estar en agua hirviendo, su interior se había endurecido.

Los granos de café sin embargo, eran únicos: después de estar en el agua hirviendo, habían cambiado al agua”.

¿Con cuál te identificas? Siendo sincero contigo mismo… si tuvieras que definirte como zanahoria, huevo o café ¿con cuál cuadrarías mejor? Piensa, por ejemplo, en alguna adversidad reciente que hayas atravesado ¿cómo respondiste?
¿cómo actúas más habitualmente?

Como una zanahoria, que parece fuerte pero que cuando la adversidad te toma por sorpresa, te vuelves débil y pierdes tu fortaleza.
Como un huevo, que comienza con un interior débil, maleable, pero ante las dificultades te vuelves rudo, rígido, de corazón duro.
O como un grano de café que cuando el agua llega al punto de ebullición alcanza su mejor sabor. Si en las adversidades, en las situaciones más controvertidas tú sabes afrontar el problema (agua hirviendo) e influir en él de forma que cambien tanto el entorno como tú mismo, si cuando las cosas se ponen malas tú reaccionas con tu mejor potencial y haces que tu entorno mejore, entonces, eres un grano de café.

No sé ustedes, pero a mí me gustaría parecerme más al grano de café. Y trabajo día a día para intentar lograrlo. Espero que seamos muchos… ¡y poco a poco podremos ir mejorando el ambiente donde nos movemos!


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