Revista Opinión

ANTE LA ILEGITIMIDAD, REVOLUCIÓN por DIego CAMACHO

Publicado el 04 febrero 2013 por Pilar Baselga

        
ANTE LA ILEGITIMIDAD, REVOLUCIÓN
Los asientos contables del PP, dados a conocer por su tesorero colocan al partido en una situación cercana al hundimiento y al gobierno en el pórtico de la ilegitimidad para seguir gobernando si no recupera con rapidez la iniciativa política. Para lograrlo el principal obstáculo es el Presidente del Gobierno. El año que lleva en el Poder no le avala como la persona capaz de enfrentar la difícil situación en la que se ha colocado a España. Su incumplimiento sistemático del programa electoral, el continuismo a la errática política exterior de Zapatero así como el respeto a la hoja de ruta diseñada con ETA por su antecesor para potenciar a la organización terrorista y todo ello adobado por el uso extensivo y arbitrario del indulto y con un faisán que sigue sin ser cocinado, son una pequeña muestra de su incapacidad para seguir al frente de una nación que con más de seis millones de parados comprueba estupefacta como se la exigen sacrificios para alimentar en el derroche y la opulencia a unos delincuentes políticos con delitos comunes.
Rajoy sólo puede apelar a la legalidad para continuar al frente del Consejo de Ministros, la legitimidad se le escapa cada minuto que pasa. Por el incumplimiento global de su programa y por la incompetencia en resolver los problemas de corrupción de su partido. ¿Como puede pedir a los españoles que confíen en él? Cuando el incumplimiento a la palabra dada ha sido su principal norma de actuación. ¿Cómo puede defender que los asientos son falsos? Cuando el tesorero tiene 22 millones en Suiza. ¿De donde han salido? A algunos españoles les gustaría conocer los vericuetos utilizados para el blanqueo de un dinero que un día fue público, más tarde paso a las cuentas opacas de cargos del PP y que con la inestimable colaboración del ministro de Hacienda ha vuelto a ser blanco.
Ante la gravedad de la situación los ciudadanos debemos plantearnos que tendríamos que hacer. Todo sería mucho más fácil si en los partidos hubiera patriotas además de militantes. Tengo dos ejemplos. Al finalizar la guerra de Independencia de los EEUU, los políticos de la Unión fueron conscientes de la debilidad que tenía la Constitución federal, aprobada durante la guerra contra Inglaterra, para sacar adelante la nación. El propio gobierno convocó una convención constituyente que en dos años promulgaría la Constitución que hoy conocemos; el presidente de la convención era Washington. El otro caso es mucho más próximo, al finalizar la dictadura del general Franco, se explicó a los miembros de las Cortes que el régimen tenía que evolucionar de “la ley a la ley” y que los diputados deberían ser elegidos por sufragio universal que permitiera articular una democracia inorgánica. Se autodisolvieron en lo que se conoció como “el harakiri de los 40 de Ayete”. En ambos casos, tanto en EEUU como en España, la nación pudo contar con unos patriotas prestos al sacrificio personal por el bien general.
Los ciudadanos debemos recuperar la soberanía nacional secuestrada por las mafias políticas que hoy controlan las instituciones del Estado y acabar con esta monarquía  de partidos que nos conduce al abismo. Si queremos librarnos de los delincuentes en los poderes del Estado, empecemos por quererlo y después manifestarlo. Hoy no es alternativa de Poder el PSOE que conocemos, para muchos españoles nuestro problema no es un problema ideológico sino de identidad y decencia. Recuperemos primero el respeto hacia nosotros mismos y hacia nuestra nación y después hablemos de programas. Diego Camacho    

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