Revista Política
He visto que cuando uno dice, al morir un poeta, "siempre me encantó su poesía, era un grande", es criticado, parece oportunismo. También uno puede ser criticado si dice "pues nunca me gustó" o "no era tan bueno", parece que no se puede hablar mal de un muerto. Digas lo que digas puedes ser criticado, pero parece obligado escribir o decir algo si eres poeta, o si por tal te tienen, y muere un poeta de renombre. Pienso que lo más acertado es decir la verdad, tu verdad, y no prestar atención a lo que eso despierte. Mi verdad respecto a Leopoldo María Panero es la que ya puse en mi muro de Facebook cuando murió, y que otros ya han expresado, antes y (lo que en mi opinión les honra) después de su muerte: que ciertos versos suyos eran brillantes, pero que muchos, muchísimos, eran sólo delirios de un loco, puro irracionalismo indigerible. Poco antes de morir Leopoldo descubrí a su hermano Juan Luis y descubrí que éste era mucho más un poeta de mi gusto. Con un estilo racional, armonioso, culturalista, se asemejaba mucho a poetas muy amados por mí desde siempre, como José María Álvarez o Jorge Luis Borges. Amo que la razón, que el sentido, prime en el mundo y en la escritura que plasma el mundo. Aunque leí a Leopoldo María, desde hace bastantes años, y aunque ciertos versos suyos me deslumbraron, nunca quise comprar un libro suyo; varios de Juan Luis pueblan ya mis estanterías, a los pocos meses de conocerle. Si decir esto es criticable bien poco me importa.
José Alfonso Pérez Martínez, 19 de marzo de 2014