Título: Ante todo no hagas daño (Do Not Harm)
Autor: Henry Marsh
Edición: Salamandra, Barcelona 2016
«A los mandos de un microscopio ultrapotente y un catéter de alta precisión, el doctor Marsh se abre camino por los intersticios del cerebro. Con frecuencia, de su pericia y de su pulso depende que un paciente recupere la visión o acabe en una silla de ruedas. Hay días en los que salva vidas, pero también hay jornadas nefastas en las que un pequeño error o una cadena de infortunios lo hacen sentirse el ser más desdichado sobre la faz de la Tierra» (de la contraportada).
Marsh es un neurocirujano eminente, cercano a la jubilación, honesto y valiente, y fascinado por el cerebro (¿quién no?), por lo que el libro resulta muy atractivo. La lectura confirma una idea que ya tenía: sin perspectiva sobrenatural, la única salida para alguien que trata diariamente con la muerte y la incapacidad severa es el sarcasmo, el escepticismo, el nihilismo asumido pacíficamente, de los que el libro anda sobrado. Quizá este tono ha hecho que el libro me dejara un poco triste, aunque lo he leído con gusto.