Revista Ciencia

Ante un 'diablo de polvo': ¿Genio o demonio?

Por Naturalista

Ante un diabloAquel mediodía de verano, bajo un Sol implacable, regresaba yo hacia el coche después de una larga mañana de campo cuando de repente noté algo extraño, como un silencio excesivo y una inquietud sin nombre a mi alrededor. Empecé a oir una especie de zumbido hecho de viento, un rumor que crecía a cada instante delante de mi, que pronto fue como el fragor del aire tras una explosión, y miré por todas partes pero no había nada, cuando de pronto, a la vuelta de unas encinas, apareció algo como esto, un enorme remolino de polvo, una columna de aire que se retorcía rabiosamente, levantando la tierra y la hojarasca. Mientras avanzaba hacia mi, el fragor del torbellino se tornó casi un estruendo, mi ropa casi parecía querer salir volando, pero entonces, súbitamente, se desvaneció sobre los matorrales, y todo quedó como si nada hubiera sucedido.
Al llegar a casa, curioseando un poco por la Wikipedia, aprendí que en el Sudoeste de Estados Unidos llaman a estos remolinos de polvo dust devil, "diablo de polvo", y también "diablo que baila", dancing devil. Los indios Navajos creían que estos torbellinos eran espíritus de sus antepasados que tomaban forma en las soledades del desierto. Creían que, si el aire del tobellino gira en el sentido de las agujas del reloj, es un buen espíritu, pero de lo contrario es maligno. En los desiertos de Oriente Medio estos remolinos pueden crecer hasta cientos de metros de altura, y los llaman djin, que significa “genio” o “demonio”. Leyendas aparte, los remolinos de polvo se forman cuando una masa de aire recalentado sobre el suelo asciende rápidamente a través de una pequeña bolsa de aire más fresco, formando una columna de aire que gira y avanza. Durante los pocos segundos o minutos que duran, no es raro que estos fenómenos generen vientos de 70 km/h o más. Al girar el polvo, se carga de electricidad estática y produce un campo eléctrico de hasta 10.000 voltios por metro, acompañado de un campo magnético oscilante que provoca ruidos en la señal de radio.
Después de ese día no se me olvida que en los páramos manchegos el aire a veces cobra vida propia. Y eso sí, la próxima vez que se me aparezca uno de estos "demonios", me cuidaré muy bien de mirar en qué dirección gira...


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