Puntuación: 3/5
Elizabeth Valchar celebra los dieciocho años con sus cinco mejores amigos en el barco de sus padres, y se quedan a dormir. De madrugada, un ruido constante la despierta. Es un golpeteo pesado de algo vivo contra el barco, un pez grande quizá atrapado entre el muelle y la popa... Hace frío en la cubierta y Elizabeth se agarra con fuerza a la barandilla. Al llegar al punto de donde procede el sonido, mira hacia abajo y ve una chica como ella, empapada, anegada, boca abajo.
Como bien cuenta la sinopsis, Elizabeth despierta la noche de su decimoctavo cumpleaños en el barco de su padre. En él se encuentran sus mejores amigos durmiendo después de la celebración, aunque ninguno de ellos parece haberse percatado del constante golpeteo de algo contra el casco de la embarcación. Incapaz de conciliar el sueño se levanta a investigar... Lo que descubre es una escena horripilante: una chica joven muerta y flotando en el agua. ¿Lo peor? Es ella.
No me digáis que no llama la atención. Dejando de lado la portada, lo que más me atrajo del libro fue esa escena en concreto: el momento en que una joven halla su propio cuerpo. Es obvio, y no hace falta ser muy listo para darse cuenta, que ahora es un fantasma. La cuestión es, ¿por qué sigue aquí? Bueno, pues esa es otra pregunta fácil; todos hemos visto alguna vez Entre fantasmas ¿no? Cuentas pendientes, problemas sin resolver, etc. La diferencia es que no será un vivo el que le acompañe en esta aventura, sino otro espíritu; un joven que asistía al mismo instituto y que murió poco antes que ella: Alex. Por alguna razón ambos están juntos ahora y seguirán así hasta que descubran una manera de seguir adelante y de conocer la verdad.
Tengo que decir que quizá tenía demasiadas expectativas puestas en esta novela, lo cual no es bueno. O simplemente no era el momento correcto, ya que, en general, las reseñas que he leído son muy positivas... La cuestión es que no me ha desagradado, pero tampoco me ha llegado a gustar excesivamente, y mucho menos enamorar. Una de las razones fundamentales es lo poco que he empatizado con los personajes. Ni siquiera con la protagonista ni con su co-fantasma Alex. La mayoría de personajes son muy correctos, están bien perfilados, desempeñan a la perfección su papel en la historia, pero ninguno ha llegado a emocionarme o a conseguir que conectara con él. Me costó bastante percatarme de que éste era el principal fallo que me impedía disfrutar plenamente de la lectura. Es extraño, pero durante la primera mitad del libro sabía que algo no encajaba, pero no encontraba una razón de peso... hasta que me di cuenta de ello. Dicho esto, tengo que admitir también que la trama está muy bien, es una historia interesante, con misterio, amor, desamor, momentos duros, otros bonitos... Tiene un poco de todo. Además, la autora toca temas como lo son el alcohol, las drogas, desordenes alimenticios, etcétera, de una forma muy acertada y natural, sin intentar dar lecciones de vida cada dos por tres -algo que no aguanto-.
El estilo de Jessica Warman es sencillo con una narración ágil que, sin embargo, se ve interrumpida constantemente por flashbacks del pasado. Elizabeth despierta sin apenas recuerdos de su vida, los cuales va recuperando poco a poco según avanza la historia. Para ello tiene la capacidad de revivir esos momentos y percibir cada pequeño detalle. Muchos de ellos son interesantes y fundamentales para ir reconstruyendo todo el rompecabezas, aunque hay otros que no aportan demasiado y simplemente ralentizan la narración. Como último punto negativo, ya que me estoy centrando demasiado en ello, señalar lo pronto que empecé a imaginarme por dónde iban los tiros, acertando de lleno -quitando alguna que otra sorpresa-, aunque no por ello he dejado de sentir inquietud a lo largo de la trama... Sobre todo a partir de la segunda mitad del libro, lo que ha conseguido que suba un poco la nota -me debatía entre el dos y medio y el tres-.
Como partes buenas, además de los ya mencionados, comentar que la autora me ha sorprendido por completo al principio del libro; supuse que seguiría una linea argumental mas bien trillada, pero ha sabido darle un toque original al alejarse de algunos tópicos de la literatura juvenil. Y para terminar, y teniendo en cuenta que no he sentido demasiado empatía hacia ninguno durante la mayor parte del libro, sí que ha conseguido emocionarme en las últimas páginas, dándole un final más que digno con sentimientos agridulces pero necesarios. Otra conclusión habría sido demasiado frívola teniendo en cuenta el sentimentalismo y dramatismo del libro.
Puntuación: 3/5