Antes mueren los que no aman
En lo peor de la crisis de 2009, muere una funcionaria en circunstancias extrañas al ser empujada por una desconocida contra unas puertas de cristal. El caso es asignado al teniente Tresser, protagonista del anterior libro de la autora ( Morir no es lo que más duele). Pero este está más ocupado siguiendo la pista de la joven Luba, supuesta hija suya, que ha huido de una red de proxenetas.
Aunque considero que la autora ha mejorado desde su primera novela, en esta persisten algunos defectos (siempre a mi modo de ver) de la anterior. El peor de todos, la existencia de subtramas sin relación aparente, muy mal alternadas, y que para colmo, se enlazan mediante "casualidades" poco creíbles. Pero también el tratamiento de personajes, o mejor dicho, su no estructuración de forma jerárquica.
He de decir que la autora redacta bien, con lo cual da más rabia que en la editorial no hayan "editado" la novela de forma conveniente, para que al menos, ya de meter todas esas tramas dispersas, estas se vayan insertando de una forma más rítmica y lógica (a veces pasaban hojas y hojas y ya casi ni me acordaba de la historia anterior). Esta obra, centrada en una sola trama, subiría muchos puntos en mi valoración, en especial por un hecho significativo: Inés Plana, a diferencia de muchos autores de "género", quiere expresar "algo" con su historia, o hacer una denuncia o como se le quiera llamar.
La novela está narrada en tercera persona omnisciente, un modo de narrar algo obsoleto, o por lo menos que a mí me resulta más difícil de seguir, dado que la autora cambia continuamente de personaje, y a la vez, al conocer lo que hacen otros en otros lugares, introduce esa información. No es incorrecto, pero a mí me produce una sensación de caos y muchas veces de no saber muy bien en quién se centra la acción cada vez.
A esto se une lo mencionado sobre los personajes y su no jerarquización. Es decir, la autora trata a todos como si fueran protagonistas, cuando algunos son, por sus roles, claramente secundarios. Esto hace que tenga que describirlos en exceso, sus vidas, sus familias, etc, cuando no hubiera sido necesario en muchos casos. Por supuesto, esto también aumenta el número de páginas...
El libro comienza con una muerte, pero pasan un montón de páginas y este caso no se investiga, ya que la autora mete la trama o subtrama de la huida de Luba, la supuesta hija de Tresser (y dentro de esta, otra subtrama con las actividades y preocupaciones de los proxenetas que la tenían captada). Esta trama ocupa una buena parte de la novela, haciendo que en realidad, sea la columna vertebral de toda ella, mientras que el caso de la funcionaria asesinada, que a priori era el tema, queda relegado durante la mayor parte de la historia. Lo peor no es eso, sino la forma en que este "caso" se resuelve... no precisamente por una profunda investigación sino por la casualidad, una vez más.
Volviendo a las subtramas dentro de subtramas, por si fuera poco, Luba por circunstancias de su huida va a dar a una casa donde nos surge ¡otra subtrama! Para mí, la historia de la actriz y su amiga sirve para bien poco (por no decir que no sirve casi para nada), pero la autora se recrea y una vez más nos cuenta con pelos y señales la biografía y circunstancias de esas dos mujeres.
Pero para mí la peor es la subtrama gallega, que me ha aburrido muchísimo y la he notado forzada y fuera de lugar, no solo por los excesos descriptivos, sino por cómo esto encaja con lo demás (no puedo explicar con más detalle para no soltar spoilers).
Quien lea este libro buscando investigación policial puede ya ir buscando otro. No hay apenas. En realidad, parece ser más bien un libro de denuncia de ciertas situaciones. Se hace una leve descripción de la crisis económica de 2008 y se la vincula con la trama un poco forzadamente. Pero el tema estrella es la prostitución infantil, en la descripción del cual la autora no nos ahorra ni un detalle escabroso, violento y desagradable sobre el submundo y la situación de esas niñas violadas y torturadas varias veces en un día por personas sin escrúpulos. También se hace un retrato inquietante de los proxenetas que llevan vidas "normales" con sus familias, pero luego explotan a menores de edad sin ningún rubor, por no mencionar los asesinatos y los raptos. Hay escenas y descripciones duras relacionadas con este asunto.
En cuanto a los personajes, los mejor descritos son Tresser y Luba. Se supone que el teniente Tresser es el protagonista, pero aparece sorprendentemente poco (debido a la extensión de las otras historias), aunque la autora nos cuenta todo de él, incluida su relación con la psicóloga del libro anterior. Pese al detalle de su descripción a mí me resultaba poco comprensible su interés u obsesión por Luba.
Personaje que por cierto, acaba tomando casi más protagonismo que el teniente. Para mí es el mejor de la novela. Algunas cosas resultan difíciles de creer, como su ignorancia de las cosas cotidianas, la tecnología, etc, pero es probable que estas cosas ocurran hoy en día en niñas de su edad y más pequeñas que han sido raptadas por las redes de proxenetas, quienes las mantienen aisladas del mundo.
En resumen, una novela desequilibrada, excesiva, con poca investigación policial y bastante denuncia de delitos execrables, muchas tramas paralelas mal encajadas, mucha descripción innecesaria y un intento de abarcar mucho que acaba por perjudicar a la historia.
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