Entre los métodos anticonceptivos que se usan en la actualidad los espermicidas son de los más prácticos. Se trata de una serie de productos que vienen en distintas presentaciones (como cremas, geles, óvulos, etc.) que tienen la finalidad de bloquear e impedir la movilidad de los espermatozoides (cortando su camino hacia el útero antes de que lleguen).
El principio activo que le da una gran efectividad a los espermicidas es el nonoximol-9, agente que disminuye el poder de movilidad de las células fértiles masculinas. Dado que el índice de efectividad de este método anticonceptivo se ubica entre el 80 y el 90% es necesario complementarlo con otro sistema (como puede ser el uso de preservativo, un dispositivo intrauterino, etc.), evitando dejarlo como único método para prevenir el embarazo.
La forma de uso de los espermicidas depende única y exclusivamente de su presentación. Algunos se colocan sobre la vagina, en tanto otros deben distribuirse sobre el órgano eréctil del hombre (o sobre el preservativo). En la mayoría de los casos los espermicidas deben ser aplicados unos 20 ó 30 minutos antes de la relación sexual. Hay que tener en cuenta que los productos espermicidas tienen una duración determinada (poco más de una hora) para ejercer su efecto anticonceptivo. En caso de repetir una relación sexual, además, hay que colocar más producto y esperar el tiempo correspondiente para que entre en acción.
Las cremas y espumas espermicidas pueden ayudar a prevenir el embarazo, pero no brindan ningún tipo de protección frente a enfermedades de transmisión sexual. Si bien hay personas que deciden recurrir a los espermicidas como alternativa a otros métodos (como pueden ser las pastillas anticonceptivas), hay quienes pueden presentar algún tipo de alergia a los componentes y principios activos de estos productos en el proceso de fabricación de los mismos.