La depresión es una enfermedad que afecta a un alto porcentaje de la población alguna vez en su vida. Normalmente son las mujeres las más expuestas, por lo que es habitual encontrar mujeres embarazas con un cuadro depresivo. Se calcula que en torno al 10% de mujeres embarazadas muestran algún trastorno de este tipo.
Es vital el tratamiento temprano
Por ello resulta muy importante tratarlas desde el principio.
No es lo mismo que la mujer en cuestión haya presentado antes del embarazo algún cuadro depresivo y este se reproduzca durante el embarazo, que el embarazo sea la primera ocasión en que se muestran síntomas depresivos. En el primer caso la mujer conoce lo que le sucede y sabe como actuar, aunque si se medica se enfrenta a la ansiedad de poder dañar al bebé. En el segundo caso la mujer puede asumir que la depresión deriva de su embarazo, no hay costumbre de tomar antidepresivos por lo que no existiría un síndrome de abstinencia.
En lo que respecta a la medicación son muchos los estudios que se pueden encontrar y todavía no hay una corriente clara. En lo que todos parecen coincidir es en que si la mujer presenta una depresión clínica, va a ser necesaria tratarla con todos los medios al alcance ya que si esta se mantiene puede ser peligrosa para la madre y su bebé. En general se considera que los antidepresivos más comunes, los denominados inhibidores de la serotonina (ISRS), son bastante seguros, de entre ellos la fluoxetina es el más recetado entre gestantes.
Entre los efectos que pueden causar este tipo de medicamento sobre los recién nacidos se ha encontrado una mayor prevalencia de nacidos prematuros, con bajo peso o con necesidad de ser ingresados en cuidados intensivos. Otro hecho que se ha observado es que los nacidos de madres que han tomado antidepresivos en la última etapa del embarazo han mostrado el síndrome de abstinencia, manifestado con lloros, irritabilidad o temblores, aunque fueron síntomas que desaparecieron en pocos días. Por ello hay médicos que recomiendan a sus pacientes que dejen de medicarse dos semanas antes de dar a luz. Hay estudios que han encontrado correlaciones entre los medicamentos antes citados y las mayores probabilidades de presentar malformaciones congénitas o problemas respiratorios. Por último hay un grupo de medicamentos que no son recomendables ya que no se considera que sean seguros, se trata de los inhibidores de monoamino oxidasa, como el Nardil y el Parnate.
Nunca medicarse durante el embarazo sin indicación médica
Si una mujer embarazada está en tratamiento psicológico o psiquiátrico y decide dejar de medicarse siempre debe hablar primero con su médico ya que en ocasiones es peor el remedio que la enfermedad. El especialista será el que mejor nos orientará en estos casos. De igual modo si nunca hemos atravesado por una depresión puede que necesitemos ayuda para reconocerla y tratarla, cualquier síntoma extraño que notemos deberemos consultarlo al ginecólogo. El tratamiento es necesario ya que una depresión que vaya más allá del parto sí que va a afectar al bebé. Se ha demostrado que los hijos de madres depresivas tienen muchas más probabilidades de tener problemas cognitivos, además de en su desarrollo psicológico y social. La consulta con el especialista será en todo este tipo de casos imprescindible.