Puedes obligar a alguien a comer,
pero no puedes obligarle a sentir hambre;
puedes obligar a que te elogien,
pero no a que sientan admiración por ti;
puedes obligar a que te cuenten un secreto,
pero no a inspirar confianza;
puedes obligar a alguien a acostarse,
pero no a dormir;
puedes obligar a que te sirvan,
pero no a que te amen,
puedes obligar a que te hablen,
pero no a que te escuchen.
de Nacer conectado, vivir consciente. Tienda, R y Lafrégeyre, R. Ed.Obelisco