Revista Ciencia
Un equipo de científicos del Centro Médico Queen, de la Fundación NHS del Hospital Universitario de Nottingham, en Reino Unido, han descubierto que una familia de fármacos utilizada para combatir la hipertensión arterial, los beta-bloqueantes, pueden ayudar a frenar la metástasis del cáncer de mama que hace que el tumor se extienda a otras partes del organismo.
Según los resultados de esta investigación, que han sido presentados en la Conferencia Europea de Cáncer de Mama celebrada en Barcelona, en los pacientes que fueron tratados con estos fármacos --que actúan bloqueando hormonas que permiten la extensión de las células cancerígenas-- se redujo de forma "significativa" la aparición de metástasis y, con ello, se mejoró su supervivencia en comparación con aquellos que no los recibieron.
El estudio, que se llevó a cabo en colaboración con expertos de la Universidad de Witten (Alemania), contó con un total de 466 pacientes con cáncer de mama que se dividieron en tres grupos: las que ya estaban en tratamiento contra la hipertensión con beta-bloqueantes, las que se trataban la hipertensión con otros fármacos, y las que no padecían hipertensión y, por tanto, no tomaban tratamiento para ella.
De este modo, en el grupo de pacientes que tomaba beta-bloqueantes, formado por 43 pacientes, fue donde se observó una reducción significativa tanto en la aparición de metástasis como de recurrencias locales. En estas pacientes también se observó una reducción del 71 por ciento del riesgo de muerte por cáncer de mama en comparación con el resto de grupos.
Además, como explicó el doctor Des Powe, autor principal del estudio, detectaron la presencia de un receptor de beta-bloqueantes, el beta-2AR, que podría ser un biomarcador para predecir la respuesta clínica al tratamiento con estos fármacos, aunque "no se observó una correlación directa entre la presencia de este receptor y la respuesta al tratamiento".
Estudios anteriores ya habían demostrado que los beta-bloqueantes actúan contra diversos tipos de cáncer, debido a que los altos niveles de hormonas del estrés presentes en el tumor incrementan la proliferación de las células y la migración de las mismas (movimiento de las células a otras zonas del cuerpo).
"Estos efectos inducidos por las hormonas del estrés norepinefrina y epinefrina, actúan sobre los receptores diana específicos de forma similar a una llave en una cerradura", explicó Powe, quien precisó que este último hallazgo ha intentado "trasladar estos resultados de laboratorio a la investigación clínica".
El siguiente paso es investigar las dosis y los efectos secundarios en futuros ensayos clínicos, así como también "habrá que ver si se podrían administrar los beta-bloqueantes como tratamiento adicional a las terapias para el cáncer de mama ya existentes, utilizando un fármaco bien establecido, seguro y barato".
Fuente: Europapress