Sabiendo que parte de los dirigentes del PP están implicados en corrupciones, grandes y pequeñas, muchos españoles se asombran de que Pedro Sánchez, galán que recuerda a un modelo de pasarela, sea incapaz de superar al jefe de esos corruptos, el torpón Mariano Rajoy.
La política, como la vida, raramente obedece a reglas científicas; sí a juicios subjetivos, a la credibilidad de los líderes, más que a sus programas.
En una sociedad globalizada, multinacionalizada, en la que la diferencia entre la economía del PP o del PSOE es mínima–o de cualquier otro enfrentado a la realidad--, el carácter de sus líderes puede inclinar las elecciones.
Hable usted sobre Pedro Sánchez con diez o doce personas, o cien personas, muchas votantes tradicionales del PSOE, y la mayoría le dirá que no será corrupto, pero que les resulta antipático.
Nadie puede demostrar con argumentos lógicos, ni siquiera ideológicos, por qué reaccionamos tan emotivamente, aprobando o rechazando por simpatía o... PULSE SOBRE EL ENLACE DE ABAJO PARA SEGUIR LEYENDO Y VER A SALAS...