Antiracismo demencial.

Desde que pasé un tiempo en USA soy de la opinión que, desde un punto de vista político y social, junto con grandes cosas tiene verdaderas barbaridades que en ocasiones llegan a crear monstruos sociales, y una vez más ha ocurrido.

Me refiero a la absurda locura desatada por el asesinato de George Floyd de destruir las estatuas de cualquier antepasado que alguien considere que era racista o propició el racismo.

En USA se han llegado a atacar estatuas de políticos que apoyaron y lucharon por la abolición de la esclavitud, y en Europa, por la consabida y estúpida réplica de lo que viene de USA, en Londres la policía impidió que un montón de imbéciles arrojase la estatua de Winston Churchill al Támesis en base a que en su juventud estuvo destinado por el ejército en la India cuando era colonia británica

En Barcelona la panda de imbéciles exige la destrucción del monumento a Colón, uno de los signos de la ciudad, y otros imbéciles en el Ayuntamiento se lo han llegado a plantear. La razón parece ser que al descubrir América inició el genocidio de los pueblos indígenas. El hecho de que la práctica totalidad de dichos pueblos indígenas practicasen frecuentemente sacrificios humanos es irrelevante, y el hecho que si Colón no hubiese descubierto América todavía creeríamos que la tierra es plana, también.

Este movimiento se limita, por supuesto, a los países occidentales, lo peor del mundo, y no incluye actos racistas mucho más graves ocurridos en el resto, como los millones de curdos asesinados por Turquía, o las pocas estatuas de Stalin que quedan en Rusia, un señor que, en sus purgas, que incluían victimas solo por ser de una etnia concreta, como ucranianos, armenios y otros, sobrepasó la cifra de 5 millones de muertos y desaparecidos.