Vemos las fotografías de tres supuestos islamistas detenidos cuando preparaban atentados y a las pocas horas los jueces ordenan prisión provisional solamente para uno de ellos, porque las pruebas no son tan contundentes como parecían.
Aunque los otros dos estén detenidos unos días más, sabemos que pronto quedarán libres para volver a las andadas.
Los tres piadosos islamistas, para fortuna de la sociedad, han caído gracias al dudosamente legal antiterrorismo preventivo, que trata de evitar atentados ya planificados y de cortar de raíz los intentos de quienes los preparan.
Pero como todavía no hubo, los juristas y medios progresistas critican las detenciones de ciudadanos honorables, como ocurrió a finales de enero de 2003 con 16 salafistas en Caraluña bautizados por la prensa socialista para atacar a Aznar “Comando Dixán”, alegando que tenían detergentes, en realidad productos que permitían preparar bombas.
Inicialmente quedaron en libertad, jaleados por sindicatos y prensa de izquierda –eran inmigrantes y estaban sindicados--, aunque algunos fueron condenados después hasta a 16 años de cárcel.
Faltaban trece meses para el 11M en Madrid, con 191 muertos y 1.800 heridos.
En EE.UU. George Bush logró aprobar en Congreso y Senado su Patriotic Act el 26 de octubre de 2001, 46 días después del 11S. Su articulado permite investigar y detener a todo sospechoso.
Esa ley no sólo fue criticada, sino considerada la antesala del fascismo por la izquierda boba y las organizaciones islámicas.
También fue denigrada después por Barack Obama, al igual que la prisión de Guantánamo para terroristas.
Ya presidente, Obama mantuvo abierto Guantánamo, que había prometido cerrar, y reforzó la Patriotic Act, que parece haber evitado otras masacres en EE.UU.
En España la policía posiblemente evitó cualquier otra masacre gracias al reaccionario, neofascista, y también neosocialista, antiterrorismo preventivo.
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