Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) cada minuto mueren tres niños por enfermedades que podían haberse evitado con vacunas.
Según comentó Seth Berkley, CEO de la organización GAVI The Vaccine Alliance, en una entrevista «Si bajamos la guardia, pueden volver la polio, la tosferina o la difteria“.
La organización Gavi – Alianza mundial para la vacunación y la inmunización es una asociación de salud global público-privada que desde el año 2000 fomenta la promoción de vacunas, como entidad financiadora para la inmunización. Desde 2015 ha recaudado hasta 8700 millones de dólares, y fue propulsada por, entre otros financiadores, la Fundación Bill y Melinda Gates y otras grandes entidades. En España el principal financiador de Gavi es La Caixa.
El objetivo de la fundación fue llevar vacunas a países donde no tenían recursos, al comprobar que, en países ricos estaban disponibles estas vacunas hasta el punto que se había erradicado la enfermedad, sin embargo, seguía existiendo contagio al no poderse erradicar en países pobres por falta de vacunas.
En su fundación intervinieron de alguna manera y propulsaron organismos como OMS, Unicef, el Banco Mundial, el sector farmacéutico y otras compañías y fundaciones. Con el objeto de asegurar que las vacunas estarían disponibles también para los niños de países pobres.
Principalmente países de África, Asia, Latinoamérica y algunos incluso del este de Europa, como Georgia, Armenia o Kazajistán.
¿Funcionan las vacunas en el primer mundo?
Lo increíble, según se desprende de los estudios de la organización, es que haya más desconfianza hacia las vacunas entre los países ricos que en los pobres, principalmente por la corriente antivacunación. Muchas de estas enfermedades suenan a agua pasada, ya se han olvidado incluso, y se tiene la percepción de que la vacuna pierde el sentido. Algunas personas piensan que las farmacéuticas nos obligan a vacunarnos de enfermedades que ya no existen.
El hecho es que no existen porque nos vacunamos, y la prueba, que algunas personas están dejando de vacunarse, y las enfermedades vuelven a brotar.
Así, por ejemplo, el sarampión, que estaba erradicado prácticamente en Europa, vuelve a brotar con fuerza en los últimos años.
Según la OMS en lo que va de 2019 se ha multiplicado por cuatro los casos de sarampión con respecto al 2018. «Hasta la fecha, en 2019, 170 países han informado de 112.163 casos de sarampión a la OMS. El año pasado en el mismo periodo, se habían contabilizado 28.124 enfermos en 163 países”.
Esto es debido, principalmente, a la aversión contra la vacuna triple vírica, por los antivacunas alimentados por algún estudio fraudulento que aseguraba tener efectos secundarios falsos, como autismo. Posteriormente aparecieron numerosos estudios que negaban dicha afirmación y demostraban que era falsa.
Este mismo año, la ciudad de Nueva York llegó a declarar la emergencia de salud pública al registrar hasta 280 casos de sarampión, debido a la negativa de vacunación de la triple vírica en los niños. Se llegó a imponer multas de hasta 1000 dólares a aquellos padres que no habían vacunado a sus hijos.
En el primer mundo hay muchos seguidores de “lo saludable”, natural, y del rechazo a todo los sintético. Sobre todo, rechazo a lo que venga de un laboratorios. La base de esto es una gran ignorancia, estas enfermedades son algo que no han visto nunca, porque las vacunas hacen que no las vean desde hace tiempo. Y lo que no se ve, no existe.
Efectos mortales de la no vacunación
Si bien se registra en los estudios que las vacunas evitan de dos a tres millones de muertes al año en el mundo, también se calcula que hay hasta 1,5 millones de personas que fallecen al año por enfermedades vacunables, y que fallecieron porque no hubo vacunación.
Fuentes:
https://www.disrupciontecnologica.com/triple-virica-no-provoca-autismo/
Interview With Seth Berkley, CEO Of Gavi, The Vaccine Alliance