Revista Empresa

Antonio Argandoña y la dimensión moral del liderazgo

Publicado el 03 junio 2013 por Noblejas
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Leo con admiración lo publicado por Antonio Argandoña acerca del liderazgo, el gobierno y la moralidad. Y pienso que puede ser de interés, para quienes se asoman a este blog, leerlo en su integridad, más allá de los párrafos aquí abajo destacados. Incluso es recomendable leer el White Paper, original de Anthony Howard de quien toma las ideas que comenta.

En estos tiempos de crisis económica, cuando el modelo patrón que rige a empresas e incluso instituciones es de corte básicamente economicista, es más que probable que se actúe de forma que en algún momento o en algún caso se produzcan acciones que de suyo terminan siendo, no sólo injustas, sino inmorales.

Aunque quienes las cometan resulten ser líderes o directivos o personas de gobierno que pretenden actuar según conciencia y en un régimen de trabajo que de ordinario vienen siendo considerado moralmente sin tacha. Pero las crisis, de ser básicamente entendidas como si lo relevante fuera el oleaje de su superficie económica y no sus profundas corrientes de fondo o sus carencias de raíces morales, pueden producir acciones inmorales inesperadas, de consecuencias no siempre previstas.

Así comienza Antonio Argandoña:

Leí hace un tiempo un documento titulado “Es tiempo para el liderazgo moral” (aquí, en inglés), publicado por el Confidere Group, unos consultores de alta dirección sobre temas morales. Lo empecé con poca simpatía, lo reconozco, porque los enfoques animantes, optimistas, positivos en materia de asuntos éticos me suelen cansar. Pero en este llegué al final, y subrayé unas cuantas cosas, que me parecieron útiles para entender cómo tiene que actuar un directivo, un líder, que sea ético. He aquí algunas ideas:

“El componente básico del liderazgo moral es el código o la brújula moral: un juego de principios morales informados por una conciencia correcta, reforzada por una repetida actuación de acuerdo con esos principios”. Los clásicos llamaban a esto principios, conciencia y virtudes. Si no se habla de esto, es como hablar de Hamlet sin mencionar el príncipe.

(...)

El documento sugiere algunas preguntas, como: “¿Cuál es la verdad sobre esto? ¿Cuáles son los hechos? Esos hechos, ¿han sido presentados o discutidos? ¿Qué podemos apreciar, disfrutar o celebrar en esta situación o con esta persona? (…) ¿Es esta acción justa para todos los que están implicados? ¿Estamos actuando honestamente en este caso, o hay algo que estamos tratando de ocultar?

¿Estamos haciéndonos todas las preguntas, o estamos intentando evitar algunas de ellas? ¿Tratamos a las personas como seres con esperanzas y sueños, talentos y capacidades, o como meras unidades de producción? ¿Estamos haciendo algo que quita libertad a la gente, también libertad de elección, y la oportunidad de expresar sus opiniones sin miedo?”


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