Hay cosas que nunca cambiarán. Para esto sirve estudiar la historia, entre otras muchas cosas, para ver con cierta perspectiva cómo estas cosas suceden cíclicamente.
Tiempo ha, desde el principio de los tiempos futbolísticos españoles, la propaganda antisevillista en manos de periodistas ha sido y será siempre nuestro sino. Esto es un fenómeno que nunca, o mejor decir que “casi nunca”, no sea que se nos escape algo, ocurre de lado sevillista con respecto al otro equipo del ciudad.
Es más, el periodista sevillista ha sido casi siempre crítico con su propio club y ha obviado al otro. Personajes de afición blanquiroja como “Zancadilla” y “Oreto”, por recordar aquellos de las primeras décadas, creaban cierta dificultad en sus escritos para que el lector adivinase sus colores, a pesar de que quienes les conociesen supiesen de su afición.
No así fue de lado bético, donde además de enarbolar la bandera verdiblanca, el antisevillismo a cara descubierta fluía por las venas de personajes como “Marathon”, “Squizo” o “Discóbolo”, este último llegó a ser presidente bético, y un personaje, en el que nos detendremos, como fue Antonio Olmedo “Botepronto”.
Olmedo fue un periodista posicionado claramente contra el Sevilla FC. Este periodista era militar, de ahí su afición -por identificación- con las sucesivas directivas militares béticas, de hecho tuvo que dejar de escribir en determinadas ocasiones debido a sus quehaceres como tal en el norte de África.
Escribió junto a José Cuesta Monereo, fundador bético y urdidor del golpe militar de 1936 en Sevilla, al que ayudó sin dudarlo, el libro "Queípo de Llano, aventura y audacia".
Fue uno de los creadores que potenciaron ese mito bético ante los ojos de los lectores de "Madrid Sport," revista “sportiva”, (según definición de la época), publicada a nivel nacional. Era tanto su cegamiento contra el Sevilla FC, que recibió muchas protestas y críticas de otros periodistas, que cuando cubrían periodísticamente al equipo sevillista, observaban algo completamente distinto a lo que este personaje contaba en sus crónicas. No sabemos cómo, pero terminó siendo director de ABC en los años 50.
Olmedo, en su miopía inducida, llegó a ensalzar la defensa del equipo bético, aún recibiendo 5 goles del equipo sevillista, poniendo al delantera sevillista “a parir”, aún goleando al equipo coronado por su majestad. Algo inaudito.
O pueden observar la siguiente crónica donde el origen de todos los males terrenales y gloriosos, habidos y por haber, se situaban en el Sevilla FC.
Olmedo, en sus constantes idas y venidas del norte de África, pone en su lugar a otro colega de profesión alineado con sus tesis y militar también como fue Marathón, que como no podía ser de otra manera era un antisevillista de atar.
El Sevilla ganó. Y no les gustaba nada de nada.
Pues bien, esto, que fue una constante a lo largo de la historia, se repite en la actualidad. Una condena que deberá cumplir el Sevilla FC, per saecula saeculorum, como el otro equipo deberá cumplirla siendo el eterno segundo equipo de la ciudad. Cada cual debe cumplir su sino y el nuestro es este.
Nuestra condena actual se llama Antonio Félix y es probable que no sea bético, sí bien es cierto que cae muy bien en foros de verde, este periodista aporta un capítulo de gran novedad, junto a algunos amigotes, consistente en que no es necesario ser bético para ser antisevillista, aunque no le hace ascos a airear argumentos verdiblancos para conseguir su objetivo.
No hay peor daño que nuestros vecinos nos deseen, que el que pasemos por un periodo de creaturización de la afición, pasión, escarnio y muerte del elegido, como el que pasaron ellos durante años. Así lo habrán pasado como para deseárnoslo, y Antonio Félix no se da cuenta que ese proceso solo pudo sobrevenir y proceder del cúmulo de triunfos sevillistas, detonante definitivo que superaba cualquier consigna verdiblanca, supeditada a lo que dijese de manera sacra el mesías verdiblanco, máxima a la que el segundo equipo de la ciudad podía aspirar.
Y este es el personaje que nos ha tocado vivir y sufrir, cuyo investigador sevillista -dentro de 80 años- pondrá como ejemplo de inquina y tirria, cuestiones estas que serán las únicas por las que pasará a la historia y será recordado, un bagaje, que como comprenderán, es muy triste, dentro de un periódico que presume de ser ultra madridista a tenor por sus contenidos.
¿Os es que la historia recordará a Del Nido como aquel que fue condenado por asuntos personales?
No, esperpéntico amigo, será recordado como el presidente que más laureles aportó a la parroquia sevillista, no te quepa duda. Muy mal debe hacerlo y mucho daño debe hacerle al sevillismo –al estilo donmanuelino por ejemplo- como para que sea recordado por otras cuestiones. Objetivamente esto es así, te guste o no y muy lejos andan estas cuestiones que tan cerca quieres hacer parecer.
Antonio Félix mezcla las churras con las merinas. Ni él, que debe tener algo de materia gris sin duda, se cree lo que escribe. Después habla de “propaganda”. No es capaz de distinguir un proceso por mangoneo de un club, robando a los que le santificaban, de un proceso por asuntos personales. Se supone que un periodista debe distinguir entre estos “pequeños detalles” y no airear estas torpezas, a no ser que su estrategia consista precisamente en eso, hacer parecer que es lo mismo.
Digo esto porque – en su último artículo- intenta igualar aficiones en su idiosincrasia, algo que pocos se han atrevido a hacer. Lo tuyo no es hacer periodismo, lo tuyo es tendencioso y responde, sabe Zeus, a qué orígenes particulares.
Que nadie confunda que esto sea un alegato a la “no crítica” del actual Consejo de administración del Sevilla FC. Denle ustedes los palos que crean conveniente como sevillistas. Exijan a su Club que no estemos en la situación en la que estamos. Pidan responsabilidades a quien corresponda, pero así no.
De ninguna de las maneras.
No me compares con los otros, no llames nazi a ningún sevillista, ni Hitler. No me llames criatura de soslayo, no insultes con tus palabras hirientes, y ten muy claro, hablando en blanquirojo, como si fuese en plata, que tras el último y más malo de los sevillistas comienza el primero de las otras aficiones.
Nunca en tu puta vida viste un Sevilla FC como este aún en horas bajas.
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