Ubicada frente a la colina de la Alhambra y del Generalife, la rehabilitación de la Muralla Nazarí fue llevada a cabo por el arquitecto Antonio Jimenez Torrecillas, con el fin de restituir una parte de la muralla destruida debido a un movimiento sísmico en el siglo XIX.
El proyecto pretende restablecer la continuidad de la muralla redefiniendo así el límite histórico. "Queríamos restituir este límite respetando el paisaje". Se adosa estratégicamente al muro originario, manteniendo una pequeña separación evitando el contacto, marcando así una distancia temporal entre ambas obras además de garantizar la conservación del muro. El muro se construye con lajas de granito Rosa Porriño que recuerda cromáticamente a el tapial empleado para la construcción de la muralla. Son de largo variable, en el montaje se ha dejado una serie aleatoria de llagas abiertas, para que penetre la luz. Estas lajas de granito van unidas con una fina capa de mortero de alta resistencia (1mm) para evitar así la presencia visual de éste. "Se elimina así la presencia de la llaga y la apariencia de construcción consolidada, de fábrica. Se trata de dar la sensación de material apilado, acopiado, con el objetivo de subrayar, aún más si cabe, el carácter permanente e histórico del Monumento.”
El interior es un espacio vacío transitable de 80 cm que evoca "el sueño de caminar dentro de la muralla" haciendo alusión también a los corredores de la guardia en los recintos defensivos.
"Su interior se convierte en un espacio vacío, auténtico punto singular del proyecto: un pasaje calado que nos permite caminar dentro de la muralla, un misterioso umbral que conecta dos zonas de la ciudad históricamente diferentes, evocación de la Granada subterránea y, al mismo tiempo, de los corredores de guardia de los recintos defensivos. En la nueva muralla, un sencillo apilamiento de lajas de piedra dejan, al disponerse unas sobre otras, una serie de mínimos huecos aleatorios que, desde el interior, permiten volver a mirar la ciudad. Una mirada contemporánea, fragmentada y cambiante que recrea la visión que se tiene desde las celosías de la Alhambra. Una colocación natural y respetuosa de la nueva arquitectura junto a la antigua que garantiza, de alguna manera, que las ciudades puedan seguir enriqueciendo y construyendo activamente su tradición arquitectónica."
Una muralla que ofrece un espacio público de meditación, recorrido y encuentro. Que permite ver sin ser visto, ofreciendo desde su interior una mirada a la ciudad de forma fragmentada.
Localización: Alto Albaicin, Granada, España
Arquitecto: Antonio Jimenez Torrecillas
Fuentes y Fotografía vía: Plataforma Arquitectura
Judit Bellostes
Antonio Jimenez Torrecillas