Revista Cultura y Ocio

Antonio Machado

Publicado el 15 septiembre 2018 por Academiacruellas

En estos campos de la tierra mía

y extranjero en los campos de mi tierra

-yo tuve patria donde corre el Duero

por entre grises peñas,

y fantasmas de viejos encinares,

allá en Castilla, mística y guerrera,

Castilla la gentil, humilde y brava,

Castilla del desdén y de la fuerza-,

en estos campos de mi Andalucía,

¡oh tierra en que nací!, cantar quisiera.

Tengo recuerdos de mi infancia, tengo

imágenes de luz y de palmeras,

y en una gloria de oro,

de sueñes campanarios con cigüeñas,

de ciudades con calles sin mujeres

bajo un cielo de añil, plazas desiertas

donde crecen naranjos encendidos

con sus frutas redondas y bermejas;

y en un huerto sombrío, el limonero

de ramas polvorientas

y pálidos limones amarillos,

que el agua clara de la fuente espera,

un aroma de nardos y claveles

y un fuerte olor de albahaca y hierbabuena,

imágenes de grises olivares

bajo un tórrido sol que aturde y ciega,

y azules y dispersas serranías

con arreboles de una tarde inmensa;

mas falta el hilo que el recuerdo anuda

al corazón, el ancla en su ribera,

o estas memorias no son alma. Tienen

en sus abigarradas vestimentas,

señal de ser despojos del recuerdo,

la carga bruta que el recuerdo lleva.

Un día tornarán, con luz del fondo ungidos,

los cuerpos virginales a la orilla vieja.

ANTONIO MACHADO, Campos de Castilla, Poema CXXV

Este poema data de la primavera de 1913, y se inscribe en un conjunto de poemas que son básicamente la planeación del recuerdo de Leonor y de Soria, y es una imagen fiel de la soledad, triste y abatimiento del poeta. El pena es un dolorido canto de un alma desgarrada.

Cantar quisiera, afirma Antonio Machado, e inmediatamente después, nos ofrece un amplio repertorio de objetos de la memoria. Ahora bien, este conjunto de objetos no tiene vida. Se recuerdan, pero es como si estuviéramos observando unas fotografías de unos personajes desconocidos, y por lo tanto es como si dichas fotografías no nos trasmiten ninguna emoción.

El poema empieza con dos versos en los cuales va apuntar toda la esencia del poema: el “yo lírico” se encuentra en su tierra, en su Andalucía, pero se siente extraño, alienado en ella. Es extranjero en los campos de su tierra, lo cual expresa el mayor desarraigo posible.


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