Revista Cultura y Ocio
Antonio Muñoz Molina, escritor español y académico de número de la Real Academia Española, abría la X Feria del Libro en Tomares. Premio Nacional de Narrativa, Premio Planeta y Premio Príncipe de Asturias de las Letras, para Muñoz Molina los reconocimientos “están bien, pero no son culminación de nada”. Hace poco ha estrenado su nueva obra Un andar solitario entre la gente, una obra en la que el lector “puede encontrar de todo”.
Nuestro colaborador y periodista Ezequiel Marín González le realiza esta entrevista para LETRA LIBRE.
¿Es la escritura un oficio?
Puede serlo. Tiene una parte que siempre lo es porque para escribir tienes que trabajar mucho, tienes que prestar mucha atención, tienes que leer y escribir mucho. Siempre tiene una parte de oficio. Luego, puede ocurrir que se convierta en tu trabajo, pero en sí, cuando hablo de oficio, me refiero a lo que dedicas los cinco sentidos durante mucho tiempo, disciplinadamente.
¿Qué opinión le merece la literatura actual?
Es muy difícil saber porque no puedes tener una visión general. La literatura no es una cosa general. La literatura son libros, nombres, gente, que hacen cosas concretas. Hay gente muy buena, pero hay un problema: el mundo del libro ha sufrido, igual que el del periodismo, mucho. Esas circunstancias hacen que las cosas sean más difíciles ahora.
En una entrevista que concedió a RTVE en 2015, expuso que la escritura se aprende, ¿de qué forma aprende, hoy en día, Antonio Muñoz a escribir?
Leyendo a otros y fijándome y vigilando mucho lo que yo escribo. No dejándome llevar por la confianza, por la experiencia. Aquí la experiencia no te hace mejor. En otros trabajos la experiencia te puede hacer mejor; aquí no. Al revés, si te descuidas puede hacerte peor. La experiencia en el mundo de la escritura puede hacer que caigas en la rutina, en lo repetitivo. Es una vigilancia continua.
¿Cómo fueron sus comienzos en el mundo de la escritura?
Estaba empezando a escribir una novela y era muy aficionado a los periódicos. Tuve la suerte de que apareció un periódico nuevo en Granada, en la época del principio de la democracia. Conseguí empezar a publicar, semanalmente, artículos literarios, de actualidad. Eso fue un salto fundamental porque me enseñó la disciplina de escribir con una extensión determinada, con un plazo límite, y también, el contacto con el lector.
¿Le inspiró alguna persona o alguna situación en particular?
No. Empecé a escribir por pura ficción.
Para usted, ¿qué es lo mejor y lo peor de escribir?
Lo mejor son los momentos en los que, de pronto, encuentras algo con lo que no contabas y te tira, tira de ti. Te va impulsando y te tienes que dejar llevar. Lo peor es la inseguridad sobre el valor de lo que has hecho.
¿Cómo es su lugar de trabajo donde suele escribir habitualmente?
Escribo en muchos sitios. Cuando vivía en Nueva York, escribía con mucha frecuencia en la biblioteca pública. Tengo un cuarto de trabajo en el que tengo música y demás, pero me gusta escribir en diferentes sitios.
Con El invierno en Lisboa consigue, por primera vez, el Premio Nacional de Narrativa, ¿pensaba que ese libro fuera a tener tantísima repercusión?
No. Cuando ese libro salió había publicado el anterior Beatus Ille. Cuando salió El invierno en Lisboa se hizo una pequeña tirada de 3.000 ejemplares. El libro empezó a tener muchos lectores por una serie de casualidades. Realmente, ni lo pensaba yo, ni lo pensaba nadie (ríe)
Años después, con El jinete polaco, consigue, por segunda vez, el Premio Nacional de Narrativa, y el Premio Planeta ¿se puede decir que con este libro consigue el “boom” en el mundo de la literatura?
No. Para mí, lo fundamental, fue empezar a escribir artículos en el periódico. Segundo, publicar mi primera novela. Y, tercero, el éxito inesperado de El invierno en Lisboa que me permitió un respiro, tener una mejor posición económica para escribir con tranquilidad. El Premio Planeta fue una gran alegría para mí, pero no fue algo que cambió mi vida como las tres cosas que te he comentado con anterioridad.
¿Qué puede encontrar el lector en su último libro Un andar solitario entre la gente?
Puede encontrar de todo (ríe). Es un libro en el que he querido salir a la calle y mirar a mi alrededor y contar todo lo que veía, todo lo que pasaba, todo lo que escuchaba. Un poco disparatado.
¿Qué recuerdos le trae su primera novela, Beatus Ille?
Me trae el recuerdo de haber trabajado mucho sin ninguna esperanza. Veo un libro tan complicado… Ese libro lo escribir mientras trabajaba en el Ayuntamiento de Granada y no tenía la menor esperanza de publicarlo. Recuerdo ese empeño en algo que, racionalmente, tenía muy pocas posibilidades de salir adelante.
¿Cómo definiría Antonio Muñoz Molina su obra?
Como un proceso de búsqueda. El deseo de contar la realidad del mundo y dar testimonio del tiempo que yo he vivido.
En 2013 recibe el Premio Príncipe de Asturias de las Letras, podríamos decir, como punto culmen a su trayectoria…
Para nada. Eso está bien, pero no es una culminación de nada. El único culmen que tiene un escritor es escribir mejor. Todo lo demás es secundario. No es como, por ejemplo, un deportista que llega primero en una carrera y le dan una copa. En el deporte eso pasa, pero en la literatura no es así. La literatura es de largo aliento.
¿Cuál es su opinión acerca del periodismo actual?
Creo que en nuestro país tenemos una situación muy grave porque el periodismo, como profesión, es cada vez más precario y la gente joven está trabajando en unas condiciones inaceptables. En mi último libro hablo mucho de la penuria de los primeros escritores que escribieron en periódicos como Allan Poe. Ellos publicaban sin ninguna garantía, cobrando mal y, tristemente, hemos vuelto a algo parecido.
Cuando entra en la RAE es el más joven de la Academia, ¿qué se la pasa por la cabeza al joven Antonio Muñoz?
Como un estupor. Me preguntaba: Y yo, ¡¿qué hago aquí?!
Como miembro de la RAE, comparte sillón con Arturo Pérez Reverte, ¿qué opinión tiene acerca de su compañero de profesión?
Es un escritor muy importante. Mi manera de escribir, de ver el mundo, es distinta a la suya. Cada escritor es como es, cada escritor es un mundo.
¿Cree que el lenguaje es sexista, feminista?
Hay que tener en cuenta que la RAE no es una autoridad, como piensa la gente. La Academia no determina, manda nada. La Academia lo único que tiene que hacer es reconocer lo que está ocurriendo en el lenguaje. En el lenguaje no manda nadie: ni la Academia, ni las consignas políticas, ni manda nada. El lenguaje lo hace todo el mundo. Es un organismo tan poderoso que no puede mandar nadie. Otra cosa es que las personas con sentido común cuidemos nuestro lenguaje para hablar educadamente y para no decir barbaridades que ofendan. Más allá de eso, todo se rige por el sentido común.
Y, para finalizar, ¿una virtud y un defecto de la sociedad actual?
Una virtud, que, hoy en día, hay mucha gente que tiene un sentido de la justicia y de la igualdad más profundo que en otra época. Un defecto, es la irracionalidad de un sistema económico basado en el consumo y en el usar y tirar de las cosas. Por ejemplo, una botella va a durar 500 años y la he usado un momento. Eso es una barbaridad que las generaciones futuras nos reprocharán.