Gluckman hace una síntesis entre ley y ritual. Dice que las disputas pueden ser sencillas y reguladas por un proceso “judicial” o “proto-judicial”. Para manejar presiones, hay que tener en cuenta el sentido de la justicia y de ley que se tiene en la comunidad. Las creencias en agentes místicos relacionan las disputas con las desgracias que pasan; adivinaciones de diversos tipos determinan, en cierta manera, quién es el agente místico responsable. Individuos y diferentes sectores intentan manejar adivinación y creencias para sus finalidades; no obstante, en último término, la decisión es dada por el oráculo, el instrumento de adivinación o el adivino mediante el poder místico.
Según Gluckman, las creencias van transformándose lentamente, al crecer la diferenciación de la sociedad y al surgir religiones universales como el cristianismo; pero sólo empieza a desaparecer cuando domina la revolución industrial y se dividen los grupos fuertemente unidos. Pone como ejemplo que muchos rituales hindús e islámicos están organizados al margen de las relaciones sociales.
Finalmente, en cada tribu existe un alto grado de particularismo; las religiones particularistas se ocupan de problemas generales de la vida humana y social que los hombres tienen que afrontar en todas partes. “Para la sociedad tribal, las complicaciones del universo son en gran parte manejadas en los complejos rituales de las relaciones sociales”.