Ao Haru Ride se basa en el manga homónimo de Io Sakisaka, que os sonará también por ser la autora de Strobe Edge, publicada íntegramente por Ivrea. No soy la única en rogar a la editorial que se anime a traer esta serie también, pero parece que han descartado los shôjos abiertos, así que mientras no acabe tendremos que seguir esperando, pero ojalá la acogida del anime haya sido lo suficientemente buena para animar a más gente a pedírsela.
Argumento: Futaba Yoshioka es una chica tímida de secundaria baja que no sabe tratar a los chicos. A pesar de esa personalidad, se empieza a enamorar de Kou Tankaka, un compañero de instituto. Parece que sus sentimientos pueden ser correspondidos, e incluso quedan para ir a un festival, pero él no acude a la cita. Sin poder pedirle explicaciones, su relación termina antes siquiera de empezar, pues Kou se muda tras las vacaciones de verano.Al entrar en bachillerato, Futaba se encuentra con Kou de nuevo, pero ahora se apellida Mabuchi y ambos han cambiado mucho. Ella ha dejado de ser tímida y dulce, intenta ser lo menos femenina posible y se junta con dos chicas hipócritas y superficiales. Kou se ha vuelto frío y distante, y rechaza todo intento de Futaba por aproximarse a él, o más bien, todo intento de encontrar en él al antiguo Kou.
Aunque la serie es claramente un shôjo, los menos acostumbrados al género le pueden dar una oportunidad porque no es ningún pastel (estereotipos fuera, por favor) y, al menos en lo que abarca esta temporada de 12 capítulos, prima más la amistad y el drama familiar que el romance.
De hecho, esta temporada sabe a poquísimo, sobre todo para quienes llevamos el manga más o menos al día. Es una introducción, es la punta del iceberg. Lo que dura apenas da para que se forme el grupo de amigos que se anticipa desde el opening, conocerlos un poquito y entender a los protagonistas y por qué cambiaron tanto desde la secundaria baja. Pero ya está. Llega a acabar en un momento cumbre pero se queda justo a las puertas de lo más intenso de la serie, mucho más que el desarrollo romántico, que también.
La mayor diferencia que le veo a la adaptación respecto al original es que parecen haber hecho más hincapié en el humor, o al menos, no recordaba lo divertida (por exagerada) que llegaba a ser la protagonista.
Futaba es una magnífica protagonista, tan obsesionada por no estar sola que se hace amiga de dos chicas con las que no congenia, pero que se da cuenta que debe cambiar, quiere cambiar y tener amigos de verdad. Una vez que la serie soluciona esto, formándose el grupo, le toca a Kou. Se supone que en los shojos lo normal es tener un protagonista que enamore a la mayoría de lectoras, pero no es el caso con él. Aunque tiene sus momentos, mientras que no se entienda por qué se ha vuelto tan frío, no conquistará a (casi) nadie. Aún así, como ya se le había visto como muchacho encantador, tenemos la misma intriga que la protagonista en descubrir el pastel. Y es un pastel doloroso y que hace creíble al personaje.
A los secundarios apenas da tiempo de conocerlos salvo por los rasgos principales de su personalidad: Makita es una chica dulce que despierta la envidia de sus compañeras por atraer a los chicos. Murao es la belleza fría y madura... aunque tal vez no sea tan fría... Y Kominato es el clásico chico abierto, espontáneo y divertido que se lleva bien con todo el mundo. No son sólo personajes de relleno, son un grupo de amigos y todos tendrán su papel y también sus momentos.
Normalmente soy de la opinión que los shôjos, mejor en papel (pantalla si no hay más remedio, pero ya me entendéis), que en animación pierden. En este caso, reconozco un buen trabajo, es una adaptación que merece la pena y que me ha dejado muy contenta, aún con unas pocas pegas. Sigo prefiriendo la versión original, la emoción que llega a plasmar la autora y que aquí no llega tanto, pero aún así, dadle una oportunidad. Lo mejor que tiene son las voces bien elegidas y los temas musicales. En cambio, es una pena que la paleta pastel y el estilo acuarela lo hayan reservado a la parte de flashbacks mientras en el presente es un estilo más común (podéis comparar las dos capturas que ilustran la entrada). También pierde puntos por bajada de la calidad de la animación en determinados momentos.
Poco más que decir. Ao Haru Ride es un shôjo divertido a la par que emotivo, con buenos personajes y momentos realmente preciosos que hará las delicias de lxs aficionadxs al género. El anime os dejará con ganas de más ya que se hace terriblemente corto y ahí está su principal pega. Mientras hacen (espero) una segunda temporada, tenéis el manga por scans hasta que Ivrea se anime de una vez con la licencia. Puede pareceros una serie típica llena de clichés (actualmente, ¿qué historia hay que sea completamente original?) pero si algo tienen las obras de Io Sakisaka es que son muy humanas y naturales. En serio, dadles una oportunidad.