Por Amauri Chamorro
Con este primer texto inauguramos “Armas de Distracción Masiva”, un espacio donde debatiremos los intentos del Sistema para manipularnos. Es una columna para diseccionar la Guerra Mediática que intenta engañarnos.
Aquí no hay recetas ni métodos prefabricados, pero sí veremos los caminos que debemos avanzar para participar en una de las luchas más voraces del siglo XXI: la batalla por la percepción
Es impresionante todo lo que ha ocurrido en América Latina y el Caribe en tan poco tiempo. Much@s amig@s de Cuba me han preguntado cuál es mi análisis sobre el Golpe de Estado en Bolivia, la traición de Lenin Moreno en Ecuador, las marchas de Chile y Colombia, el viaje de Alberto a Israel, la distancia de México en relación al sur del continente y si Lula podría volver a la cárcel. Las posibles contradicciones de los procesos políticos en el continente latinoamericano son un poco más predecibles para algunos que como yo han podido vivir desde adentro de esas trincheras la disputa por Nuestra América.
Las lecturas sobre nuestras aparentes realidades deben llevar en consideración que ningún proceso político del progresismo latinoamericano y caribeño llegó a tener la profundidad de la Revolución Cubana. Profundidad esta que permitió solidificar un modelo de desarrollo económico y social que ningún país de las Américas ha alcanzado. Algunos distraídos y otros engañados dirán que Cuba no ha logrado desarrollarse.
¿Desde el punto de vista del supuesto acceso libre al mercado de consumo se ha desarrollado? Sin lugar a duda, no. ¿El consumo es un indicador de desarrollo económico? Sí. ¿Es un indicador de desarrollo social? No. El desarrollo económico sin un desarrollo social que no venga acompañado de una avalancha cultural – léase simbólica – que le de sentido a todo, no sirve de nada. Y es exactamente lo que nos ha pasado en el continente.
Y ahí está la principal trampa que las nuevas generaciones cubanas pueden pisar, ya que en la Isla pasa lo contrario. Conquistar lo que ha logrado la sociedad cubana con todo el acoso que ha sufrido es inaudito en la historia de la humanidad. El país ha resistido a lo imposible. Pero el tiempo es implacable y obliga a que se generen nuevos procesos de producción simbólica a la velocidad de un “like”, ya que de aquí en adelante va predominar la generación iPhone X, que construye su percepción del mundo y de sí misma entre la Helms-Burton y las redes sociales. Una dualidad llena de la euforia generada por los nuevos “views” en las historias de Instagram en los perfiles de los usuarios que esperan en una cola para lo que te toque en la libreta de abastecimiento. Esa dualidad es una brecha que van utilizar para derrocar la Revolución.
Los niveles de desarrollo educacional y cultural de la sociedad cubana permiten protegerse un poco más de esas brechas. Es indispensable cerrar esa contradicción, y debería ser algo como un upgrade de la Batalla de las Ideas. Una versión “BI 2.0.”, y que su extensión sirva también para el resto del continente, pues las cosas por allá también han cambiado profundamente. A diferencia de Cuba, América Latina y el Caribe son regiones con altos niveles de analfabetismo, desnutrición, y que si no tienes los reales para pagar tu seguro de salud, morirás en media calle. La tentativa de redistribuir la riqueza, de proveer educación y salud gratuitas para gran parte de la población, no fueron suficientes para que las sociedades de Brasil, Bolivia, Argentina y Ecuador se defiendan de la derecha que les está arrebatando el bienestar. Es un Síndrome de Estocolmo mediática y colectiva. A excepción de Venezuela y Nicaragua, todos los procesos político-sociales del continente fueron derrotados por las arremetidas comunicacionales que dan sentido a los atropellos del Estado de Derecho y a las conquistas sociales.
Entonces: ¿Cómo puede resistir la Revolución Bolivariana cuando faltó de todo en el país durante dos años y ahora vive una hiperinflación causada por un bloqueo financiero? ¿Cómo pudo haber caído tan fácilmente Bolivia que tenía los mejores indicadores macroeconómicos del planeta? ¿Cómo pudo la Revolución Ciudadana tener a Lenín Moreno como vicepresidente del movimiento durante 10 años? ¿Cómo puede resistir Cuba con 60 años de Bloqueo? El único denominador común que encuentro es la capacidad, o no, de los distintos procesos de hacer lo que sea necesario para construir en los corazones, y no en los bolsillos, de sus ciudadanos el sentido de pertenencia que va más allá del poder acceder a un celular último modelo.