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Aparición del apóstol san Pedro a san Pedro Nolasco

Publicado el 14 octubre 2011 por Alma2061




Aparición del apóstol san Pedro a san Pedro NolascoZurbarán: Aparición del apóstol san Pedro a san Pedro NolascoEl artista barroco español Francisco de Zurbarán pintó numerosos cuadros religiosos. Trabajaba en un estilo que se conoce como tenebrismo y que se caracteriza por los fuertes contrastes entre luces y sombras.
Francisco de ZurbaránFrancisco de Zurbarán (1598-1664), pintor español conocido por sus cuadros religiosos y escenas de la vida monástica en la época del barroco y la Contrarreforma. Su estilo, adscrito a la corriente tenebrista por el uso que hace de los contrastes de luces y sombras, se caracteriza básicamente por la sencillez compositiva, el realismo, el rigor en la concepción, la exquisitez y la ternura en los detalles, las formas amplias y la plenitud en los volúmenes, la monumentalidad en las figuras y el apasionamiento en los rostros.Hijo de un comerciante vasco afincado y casado en Extremadura, Zurbarán nació en Fuente de Cantos (al sur de la provincia de Badajoz) el 7 de noviembre de 1598. Entró como aprendiz en el taller sevillano de Pedro Díaz Villanueva, pintor de imágenes piadosas, hasta que en 1617 (ya casado) se trasladó a Llerena, donde residió durante más de diez años realizando trabajos para diversos conventos de Extremadura y Sevilla. En 1629, atendiendo a la invitación del municipio sevillano, se instaló en la ciudad durante los siguientes 30 años. Entre 1634 y 1635 abandonó Sevilla por primera vez para desplazarse a Madrid con el encargo de pintar la serie mitológica de Los trabajos de Hércules (Museo del Prado, Madrid) y dos cuadros de batallas para el palacio del Buen Retiro. La década de 1640 fue la más fructífera de su obra; realizó varias pinturas para el monarca español Felipe IV, por lo que firmó alguna vez con el título de ‘pintor del Rey’. En la siguiente década, en cambio, comenzó su declive al no recibir tantos encargos como en épocas anteriores (tal vez por la competencia que empezó a hacerle el pintor sevillano Bartolomé Esteban Murillo), aunque continuó pintando excelentes obras. En 1658 viajó por segunda vez a Madrid, donde fijó su residencia definitivamente, aunque con dificultades económicas, hasta su muerte, el 27 de agosto de 1664, sumido en una gran pobreza.Las obras de Caravaggio, José de Ribera y Diego Velázquez ejercieron una clara influencia en Zurbarán. Al final de su carrera artística también le influyó el estilo más tierno y vaporoso de Murillo.Su primera obra conocida, pintada cuando tenía 18 años, es la Inmaculada Concepción (1616, Colección Valdés, Bilbao). Obra de juventud es también un Cristo crucificado (1626-1630, Museo de Bellas Artes de Sevilla), tema que repetirá en numerosas ocasiones a lo largo de su carrera. Aunque Zurbarán pinta historias e imágenes religiosas aisladas, sus obras principales son retablos y series de lienzos para conventos. Para el Colegio Franciscano de Sevilla llevó a cabo el ciclo de Historias de san Buenaventura (1629, repartido en diversos museos) y para los mercedarios de Sevilla las dos Visiones de san Pedro (1629, ambas en el Museo del Prado). Obra de primera magnitud es La apoteosis de santo Tomás de Aquino (1631, Museo de Bellas Artes de Sevilla), pintada originariamente para el colegio mayor de Santo Tomás en Sevilla. Entre 1630 y 1635 llevó a cabo las pinturas para Nuestra Señora de las Cuevas, en Triana, de las que destaca San Hugo en el refectorio de los cartujos. En los años finales de la década de 1630, realizó el ciclo de pinturas del monasterio de Guadalupe (1638-1645), únicas piezas que se conservan en el lugar de origen, en el que retrata en diversos lienzos la vida de san Jerónimo y las principales figuras de su orden monástica, como Fray Gonzalo de Illescas, y la serie para la cartuja de Jerez (1633-1639), cuyas historias evangélicas del retablo se encuentran en el Museo de Grenoble, pero en las que los más valiosos son los cuadros de santos cartujos en oración, como el Beato Juan de Hougton del Museo de Cádiz. Junto a estos encargos realizó obras más mundanas, por la riqueza de sus vestiduras, en las que representa a santos. Santa Casilda (en el Museo del Prado) y Santa Margarita (National Gallery de Londres) son las obras más destacadas en esta línea.Otros temas de la obra de Zurbarán, aparte los meramente religiosos, son los retratos (Conde de Torrelaguna, en el Museo de Berlín), los cuadros históricos (Socorro de Cádiz, Museo del Prado) y sobre todo los bodegones. Aunque son pocos los que conocemos, en ellos muestra claramente su estilo: sencillez en la composición —objetos puestos en fila—, tenebrismo conseguido con fondos muy oscuros, sentido del volumen en las formas y una gran naturalidad. Destacan los bodegones del Museo de Cleveland y del Museo del Prado (Bodegón).




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