Revista Educación
La trágica muerte de la modelo sudafricana Reeva Steenkamp a manos, presuntamente, de su novio el atleta paralímpico Oscar Pistorius me ha hecho pensar en dos cosas:Por un lado la curiosa forma en que vemos a las personas que tienen algún tipo de discapacidad. Estoy seguro que el primer pensamiento que acudió a la cabeza de la mayoría de nosotros fue algo parecido a: “no puede ser”; como si el tener alguna discapacidad física (además de ser famoso) nos convirtiera en seres incapaces de cometer un acto criminal como ese. Es curioso comprobar cómo en el caso de discapacidades psíquicas ocurre lo contrario e incluso éstas justifican muchas veces el acto violento. No tener piernas no te predispone a ser mejor persona, y sin embargo actuamos como si así fuera. Actitudes como esta no son más que la muestra palpable de cómo nos dejamos llevar por las apariencias y los prejuicios.Por otro lado, bastante más superficial, las curiosas casualidades que ocurren con determinadas campañas publicitarias; dejando a un lado lo que algunos llaman mala suerte de empresas como Nike, que han patrocinado a personajes como Kobe Bryant, Tiger Woods, Lance Armstrong y Oscar Pistorius, todos ellos envueltos en escándalos, y que ahora se dedican a romper contratos y eliminar vallas publicitarias. Yo no creo que sea la mala suerte, sino precisamente no saber (o no querer) juzgar a estas estrellas por su calidad humana y fijarse solamente en su notoriedad y su rentabilidad. Lo que si es curioso es la creatividad cuasi profética de algunos publicistas, capaces de hacer cosas como esta:Soy la bala en la recámara…