Una adecuada iluminación, puntos de brillo en todos los espacios y una acertada decoración en blanco y negro son las notas más características de este apartamento nórdico, sobre todo este último punto. El blanco refleja la luz y el negro dota de elegancia cada una de las estancias. Se puede apreciar la combinación de estos dos colores básicos en el suelo en damero, el mini recibidor, en las alfombras y cojines.
También se han dispuesto muebles blancos junto a muebles negros, cada uno independiente pero que crean un uniforme contraste. Para restarle frialdad, se incorporan algunos elementos en colores más cálidos, como las cortinas de suave rosa palo, algunas piezas de madera y lámparas de sobremesa con pantalla.
En la cocina sigue la tendencia blanco y negro pero mucho más suavizada. Los muebles son de un ocre claro con encimera de madera. Algo que la hace muy acogedora es la alfombra de fibra, como un envolvente centro que encierra la mesa de diario.
Otro detalle que he visto en las cocinas nórdicas es que muchas de ellas se utilizan también como pequeñas salas de estar y oficina. Para ello incorporan pequeñas librerías o estanterías, una solución ideal para reunir a la familia y que cada uno pueda hacer sus tareas, convirtiendose la cocina en el centro de la casa, algo que hasta hace algunos años apenas se veía, y quedaba relegada al mero hecho de cocinar.
En el dormitorio principal, en cambio, predominan los tonos chocolate junto a blancos y grises, y en los cuartos infantiles es el rosa entre tapicerías y muebles blancos. Dos preciosos espacios en el que se destaca una de las paredes en color rosa para darle más protagonismo.
Vía: Planete Deco
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