Para empezar, tiene una base gris, que me enamora. Dicen que el gris es un tono frío, pero yo veo este interior lleno de texturas, lanas, mantas suaves y alfombras de pelo, y no dejo de sentir calorcito en la piel. Las velas, y la iluminación cálida (no son ideales los puntos de luz extra en el comedor?) le aportan un toque de originalidad al conjunto.
Además, las molduras y los techos altos de este edificio centenario de Oslo, completan el conjunto y enmarcan una decoración llena de encanto.
Buen puente!
Coralia.
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