...le dijo la sartén al cazo.
Como ya adelantábamos por aquí a finales del año pasado, ZP ha pasado de ser un agente nocivo para el país en uno perjudicial para su propio partido, un obstáculo para los miles de correligionarios que aspiran a lograr o perpetuar un chollete en las administraciones locales y regionales, circunstancia que supone un paso más en su declive personal.
Cuando la última de tus mentiras (admito que venial y piadosa) en torno a los brotes verdes, en lugar de limitarse a provocar la ira de la oposición, lo que causa es un cachondeo generalizado entre tus gobernados, debieras darte cuenta de que estas tocando fondo. Uno puede mentirle a los ciudadanos de elección de elección; al menos los más acérrimos, cuya necesidad de creer es más perentoria, pueden fingir que carecen de memoria y cerrar los ojos. No obstante, cuando la mentira, más que en una herramienta política, se convierte en la única herramienta política, pierde toda su eficacia y se torna contraproducente.
Es por eso que nadie en su partido, ni siquiera los más modestos aspirantes a ediles, quieren que su nombre e imagen se vean relacionados en modo alguno con el de quien está llamado a ser recordado como uno más funestos gobernantes que recuerden los tiempos. Y ni siquiera así se marcha, van a tener que echarlo por aclamación popular tras el previsible batacazo de los próximos comicios.
Ya están tardando.