Revista Diario

¿Apego o conductismo?

Por Mamareciente
Ayer estuve charlando con mi madre y no sé cómo acabé hablándole de las dos corrientes que he encontrado en relación con la crianza de los niños, el conductismo ( léase método Estivil y similares) y la crianza con apego, que postula la importancia del colecho, la lactancia materna, etc. Le hablé de ambos casos y flipó.
-Lo que teníamos que hacer es escribir libros las abuelas….- dijo.
Seguro que su libro hablaría de criar con amor, devoción y sobre todo sentido común.

Y si yo escribiera un libro hablaría de lo mismo.


No me gusta el sistema en la línea de Estivil (no me gusta usar la palabra sistema pero no me salía otra); ya lo he dicho en otras ocasiones, pero tampoco me atrae la llamada crianza con amor. Parece que implícitamente da a enteder que quienes no seguimos sus dictados no criamos con todo nuestro amor.No me gustan los extremos en cualquier caso, yo me quedo en medio como el jueves.
Creo que en este asunto, como en casi todo, debe imperar el sentido común en cada momento, guiado por el amor, el cariño y el respeto. Y ya está. Lo demás vendrá según las circunstancias pero de acuerdo con esas premisas. Deberíamos dejar de buscar en los libros un modelo de crianza. Creo que a ser madre o padre se aprende con la práctica y gracias a la intuición y la observación.
El otro día hablé con un papá que me contaba lo bien que come y duerme su hijo, nacido el mismo día que el mío. Me dijo que le acostaban a las nueve y dormía del tirón hasta las diez de la mañana (quizá un poco demasiado, no?). Cuando le conté que mi hijo no hacía eso ni de lejos, me dijo con un tono de orgullo y satisfacción:
-Nosotros le hicimos el método Estivil con siete meses y desde entonces fenomenal.
-Vaya, yo es que no comulgo con ese método… –le respondí.
Pobre crío, con siete meses, solito en su cuna llorando, sin entender nada ni poder explicarse…
No entiendo cómo a estos padres les “venden la moto”. Porque a parte de todo, pienso que no deja de ser un negocio. Pero tampoco me convence el sistema “opuesto”: no me gusta el modo de llevarlo al extremo, de aleccionar, de rizar el rizo, de sacar de contexto cosas que son sencillamente de sentido común y en ocasiones demonizar incluso otras opciones rozando el sectarismo.
Si se complica la cosa y el niño toma biberón aunque querríamos que tomara teta, no es el fin del mundo. Si está malito dormiré con él aunque normalmente no lo haga . Si llora por la noche, por supuesto que le acunaré y le acompañaré. Si llora porque no le permito subirse al mueble de la tele, tendrá que llorar y punto. Pasaré todo el tiempo que pueda con él, le cuidaré, le enseñaré cosas, le haré reir, le ayudaré. Le querré.
Me quedo con dos cosas: la asertividad y el menos común de los sentidos. No me gustan nada los –ismos.

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