Los andaluces han vencido en 8 encuentros de los 30 disputados hasta el momento. Sin embargo, para lograr virtualmente la salvación, están obligados a vencer en 4 de los 8 que restan de competición. Son números que invitan, a priori, al pesimismo más absoluto, ya que de gestarse la permanencia en Primera División, la machada podría tratarse cuanto menos de milagro. Es más, el respetado y avalado Pellegrini sería merecedor, en caso de lograr tal hazaña, de una estatua junto a la que ya merece Don Fernando Sanz.
Bajando de la nube sobre la que, agarrándose a los rescoldos de ilusión que aún lleva dentro, acostumbra a montar cualquier forofo cuyo equipo no hace más que rondar la zona roja de la tabla; hemos de ver que la empresa no es nada fácil para la entidad costasoleña. Pero a pesar de todo, y por mucho que vislumbremos a nuestro club en la categoría de plata, no hay nada que dignifique más al seguidor malaguista que el ansia de animar y la capacidad de convertir cada cicatriz de su corazón blanquiazul en un grito de aliento para los jugadores que defienden sus colores.
