Revista Creaciones
Los patronímicos en español se derivan del nombre del padre mediante los sufijos ez, oz, iz y hasta az, que significan ‘hijo de’. No queda claro el origen de esta terminación. Se le atribuye de manera habitual al idioma gótico, pues es en los nombres visigodos donde podemos encontrar con mayor frecuencia esta terminación patronímica. Sin embargo, no la encontramos en las restantes lenguas germanas.
Algunos estudiosos opinan que se trata más bien de un sufijo de origen prerromano heredado por esta lengua germana; tampoco deja de ser significativo el hecho de que este sufijo -(e)z todavía exista en lengua vasca con valor posesivo o modal. Tal vez ese patronímico castellano -ez sea un auténtico fósil lingüístico préstamo del euskera, posiblemente transmitido desde Navarra, pues la lengua castellana primitiva obtuvo numerosos préstamos del vascuence a través del Reino de Navarra, debido a la influencia que ejerció este reino entre los siglos IX y XI.
En opinión del fallecido académico Alfonso Irigoien se trataría del sufijo posesivo latino o, onis que en euskera dio -iz/-itz y de esta lengua pasó al castellano como -ez. En la documentación del País Vasco son comunes los patronímicos terminados en -itz e -iz (Lopitz, Lopiz).
No siempre lo que termina en "-ez", significa "hijo de". Por ejemplo, Chávez, no es hijo de Chavo, sino que originalmente el nombre se escribía en portugués o gallego con "s", Chaves, que significa "llaves". Cuando pasó a América, cambió la "s" por "z".
En portugués esta terminación adquiere la forma -es, y en catalán, la forma -is. Así, ‘hijo de Pedro’ recibe, respectivamente, las formas Pérez, Peres y Peris; o de Fernando tenemos Fernández, Fernandes y Ferrandis. Otros apellidos frecuentes en catalán con este mismo origen son Llopis, Gomis, Eiximenis y Sanxis (equivalentes a López, Gómez, Jiménez y Sánchez).
Fuente: Wikipedia