Aida Acero Marquina
Una vez más, la historia trata sobre un destino trágico para dos amantes homosexuales. Sin embargo en esta ocasión, no es el designio de un dios sino un error humano, y su duelo posterior lo que desencadena dicho final.La leyenda habla sobre Cipariso, un joven muchacho de la isla de Quíos y amante de Febo Apolo. Cipariso era hijo de Télefo, quien a su vez descendía de la estirpe de Hércules, aunque sobre su madre hay diferentes opiniones respecto a su verdadera identidad.
Cuentan que en esa isla habitaba un ciervo que había sido regalo de los dioses. Aquel animal era de una blancura divina, con grandes cuernos astados bruñidos en oro y preciosos collares adornando su cuello. Este ser, lejos de temer la presencia humana, convivía con las gentes de Quíos, e incluso se dejaba acariciar y alimentar por ellos. Cipariso ponía especial empeño en las labores relacionadas con el ciervo. Gustaba de jugar con él en los bosques y de llevarle a los manantiales más limpios y a los pastos más verdes. Lo cepillaba cada día con esmero. Cuidaba siempre que los imponentes cuernos estuvieran libres de ramajes y tejía guirnaldas con las que adornar al animal.
Apolo como erómeno de Cipariso, le había introducido en diversas artes, tal como en su día hiciera con Jacinto. Al ser una de ellas la caza, el dios le entregó una jabalina con la que el muchacho practicaba. Un día Cipariso andaba por veredas cuando su afilado instinto le advirtió que una presa se hallaba próxima tras unos árboles. Raudo, lanzó la jabalina en esa dirección y acertó en el blanco. Cuál sería su sorpresa al ver que su objetivo no era otro que el níveo ciervo sagrado, que al ser un día caluroso había buscado sombra en la que descansar.
Al ver cómo la sangre manaba de su compañero de aventuras, Cipariso angustiado al verle morir, quiso morir con él, pues tal era su dolor.
De nada sirvieron los consuelos y caricias de Apolo, quien, por más que intentaba, no conseguía contener el llanto de su amado. Roto, pidió al dios que su luto fuera imperecedero.
Gimió hondo y triste el dios: “Luto serás para nos, y luto serán para ti otros, y asistirás a los dolientes”, dice.
(Ovidio Metamorfosis)
Con un gesto, empezó a volver verde su cuerpo, y su cabello fue siendo estirado hacia el cielo conviertiendo en áspera su textura hasta que lo transformó en ciprés.
De ahí que ese árbol sea símbolo de duelo para aquellos que pierden a un ser querido en el viaje al más allá. Puede parecer que siempre hay un destino trágico para los amantes homosexuales de los dioses, o para los amantes de los dioses en general, ya que Cipariso no parece ser el único en sufrirlo. Sin embargo eso es erróneo puesto que tanto para Jacinto, Ganímedes, o Cipariso, esas metamorfosis indican el paso hacia la vida adulta tras la iniciación llevada a cabo por sus parejas divinas. Igual que en el día a día el erastés dejaba atrás su pasado de niño para afrontar su futuro como hombre.
Aida Acero Marquina
*'El Rapto de Ganímedes' Referentes LGTB en la mitología clásica I
*'Safo de Lesbos: Madre, maestra y amante lesbiana' Referentes LGTB en la mitología clásica II
*'Apolo y Jacinto' Referentes LGTB en la mitología clásica III
*'Tiresias, transexual y profeta por capricho divino' Referentes LGTB en la mitología clásica IV
*Aquiles, parte I 'guerrero travestido, padre y amante bisexual' Referentes LGTB en la mitología clásica V
*'Zeus transexual y la ninfa Calisto' Referentes LGTB en la mitología clásica VI
*'Batallón Sagrado de Tebas. 300 Homosexuales en la élite de un ejército' Referentes LGTB en la mitología clásica VII
*Aquiles, parte II 'Los caprichos de un guerrero, el dolor del amor perdido' Referentes LGTB en la mitología clásica VIII