Pedro Paricio Aucejo
Desde que la universidad de Salamanca –la más antigua de España y del mundo hispánico y la tercera de Europa– se fundara en la Edad Media y alcanzara su máximo esplendor durante los siglos XV, XVI y XVII, fueron varios los debates de relevancia histórica tratados por sus docentes en ese período, como los referidos a la viabilidad del proyecto de Cristóbal Colón, a los derechos de los indígenas o a la promoción de la canonización de santa Teresa de Jesús.
En este último caso, su elevación a los altares por la Iglesia Católica en 1622 ocurrió en un contexto de disputas políticas internas en la Orden Carmelita Descalza –fundada por ella– y de crisis de la monarquía española. Su glorificación fue proclamada con el apoyo de reyes –no solamente españoles–, nobles (de modo especial del Duque de Alba, que pagó los costos iniciales de la causa), obispos y letrados, pertenecientes estos sobre todo a la universidad de Salamanca, que, según Luciana Lopes¹, se constituyó en una de las principales instituciones impulsoras de la causa teresiana.
Por la rápida divulgación de las fundaciones y la obra escrita de la monja abulense, el proceso agitó los medios religiosos y universitarios de su época. Comenzó en 1591, con la petición del obispo de Salamanca, Jerónimo Manrique, para que se iniciaran las informaciones con respecto a la santidad de Teresa de Jesús, fallecida nueve años antes. Junto a la fama de santidad que gozaba la Madre en la región, dicha petición vino motivada por la exhumación de su cuerpo incorrupto en Alba de Tormes –causada a su vez por el pleito entre los monasterios de esta villa y de Ávila por los restos mortales–, con lo que se evidenció la posibilidad de demostrar su santidad.
Los testimonios fueron iniciados por Domingo Báñez (dominico, confesor de la Santa y catedrático de Prima de Teología en dicha institución, además de uno de los interlocutores del Libro de la Vida y también su censor, que aparece citado igualmente en Fundaciones), Francisco de Ribera y Enrique Enríquez, sacerdotes jesuitas que conocieron a Teresa –el primero de ellos publicó su biografía en 1590– y que también tuvieron relaciones con el medio académico salmantino a raíz de sus vinculaciones en el Colegio de la Compañía.
Los procesos informativos continuaron con las declaraciones de 172 deponentes de Salamanca y Alba de Tormes, de los que 31 (30 en Salamanca y 1 en Alba) tenían alguna vinculación con la universidad de Salamanca, siendo 20 de ellos sacerdotes y religiosos, de los que 3 dominicos y 3 carmelitas calzados fueron todos catedráticos de la Universidad. Asimismo hubo 11 declarantes laicos: 2 catedráticos de la facultad de Medicina, 2 catedráticos de Prima de Leyes y el resto estaba constituido por secretarios de la Universidad y personajes con formación en Cánones y Leyes, vinculados a su vez con dicha institución.
En 1604 se autorizó una segunda fase de testimonios en Ávila y Salamanca. Para los realizados en esta última ciudad fueron escogidos 13 hombres prominentes de la región, de los que 5 eran representantes de su Universidad. Entre septiembre de 1609 y septiembre de 1610, Salamanca y Alba de Tormes se vieron envueltas en nuevos procesos teresianos. En ellos declararon 23 hombres vinculados a la universidad de Salamanca.
Y, en fin, en el estudio llevado a cabo por la profesora Lopes Dos Santos acerca de dicho proceso de canonización, se comprueba igualmente que el conocimiento sobre Teresa de Jesús circulaba también en las clases universitarias salmantinas, como demuestran los relatos de Andrés de Ayala (alumno de Domingo Báñez, a quien escuchó hablar en el aula acerca de la virtud y santidad de la Madre) y Baltasar de Céspedes (catedrático de Retórica, que relató la utilización de escritos teresianos en sus clases por la excelencia de su estilo).
¹Cf. LOPES DOS SANTOS, Luciana, “La Universidad y la Doctora: La canonización de santa Teresa y la Universidad de Salamanca (1591-1622)”, en CÁTEDRA, Pedro M. y VALERO, Juan Miguel (DIRECTORES); GARCÍA-REIDY, Alejandro y LÓPEZ MARTÍNEZ, Arturo (EDITORES), Patrimonio textual y humanidades digitales (V). Las letras del siglo XVII. Archivos, intertextualidades y herramientas digitales, Salamanca, Instituto de Estudios Medievales y Renacentistas y de Humanidades Digitales & Sociedad de Estudios Medievales y Renacentistas, 2020, pp. 149-168, <https://iemyrhd.usal.es/wp-content/uploads/2020/05/PTHD_V.pdf> [Consulta: 20 de mayo de 2020]. Disponible también en <https://delaruecaalapluma.wordpress.com/2020/05/27/la-universidad-de-salamanca-y-la-canonizacion-de-santa-teresa/>.
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