Últimamente se ha visto un descenso de personas fieles al iPhone y a sus renovaciones, puede ser por el precio o por la competencia del mercado.
Lo que está claro es que el iPhone 5 es una pobre, aunque correcta, actualización del smartphone de Apple. Una versión que a excepción de su “alargada” pantalla incluye componentes y funciones muy similares a las ya vistas en la plataforma, es decir, lo mismo de siempre pero más delgado, bonito y fino.
Tras un estudio realizado se sabe que que la fidelización del terminal ha descendido por primera vez desde que se lanzó el primer modelo en el 2007. Hasta ahora siempre había ascendido constantemente.
Bien es cierto que se han mejorado los aspectos esenciales del teléfono, como son procesador, dimensiones y sistema operativo, pero no ha conseguido despertar ese sentimiento de admiración que generalmente quedaba en los usuarios cuando terminaba la keynote… Está claro que el iPhone 5 es mejor que el 4S, pero que no hay nada realmente innovador y revolucionario. Y, eso, es un gran problema en una marca tan creativa que siempre se ha distinguido por revolucionar el mundo de la tecnología y comunicaciones hasta el punto de cambiar los hábitos de personas.
¿Ya no es el iPhone el mejor smartphone del mercado? Lo que si queda claro es que los competidores son ahora más fuertes que nunca y si no atacan con innovadoras tecnologías como en el caso de Nokia, lo hacen con precios imbatibles como los de Google y su nueva gama Nexus.
Algunos analistas, como por ejemplo Neil Mawston, director ejecutivo de Strategy Analytics, lo tienen muy claro: “si Apple no lanza un producto revolucionario antes de la segunda mitad del año 2014, sufrirá. Es decir, que no se puede ir más allá del supuesto iPhone 7. Y, la verdad, no le queda mucho tiempo”.
Quizá la pérdida de Steve Jobs ha dejado un vacío difícil de rellenar.