Revista Educación

Aprehender

Por Jesus Andría González @creaactividad
AprehenderA poco que uno comparte un tiempo prudencial con los/as adolescentes y jóvenes de hoy, y más si ello se produce en un contexto educativo (aunque sea extraescolar) se observa que en cuanto superan los estudios primarios y se adentran en la denominada ESO -ya no digamos en el Bachillerato cuya única meta es aprobar selectividad- van perdiendo su capacidad de aprehender para comenzar, en el mejor de los casos, a aprender

Aparentemente aprehender y aprender son palabras idénticas, aún más cuando se pronuncian que cuando se escriben, lo que quizás haya hecho que incluso los educadores hayan olvidado la importancia de esa "h sorda" que otorga un significado tan distinto a cada palabra desde el punto de vista pedagógico. Mientras aprehender significa coger, prender, capturar, apresar, aprisionar, echar el guante, detener, hacer algo mío, construir algo de tal manera que yo formo parte del resultado, que se queda en mí, adquiriendo sentido para mí...; aprender es sinónimo de asimilar, memorizar, estudiar, instruirse, cultivarse, adquirir conocimiento de una cosa, de una forma casi pasiva, un acto en el que me dejo llenar de contenidos cual recipiente en el que entran objetos, partiendo de un nivel de conocimientos para alcanzar otro superior, sin duda, pero no siempre con éxito para mí porque todos esos conceptos nuevos (en gran parte) no consigo que formen parte de mí o de mi realidad cotidiana, no consiguiendo hacerlos míos, puede que ni comprendiéndolos, sino sólo incorporándolos.La inmensa mayoría de los niños y de las niñas comienzan su etapa escolar obligatoria con sumo interés por aprehender, por hacer suyos la lectura, las sumas y las restas, todos aquellos misterios de la naturaleza que no conocían y que ahora les permite interpretar y dar sentido al mundo que les rodea... Esta avidez por aprehender es posible mantenerla en la escuela gracias a que en los primeros cursos de primaria se emplean metodologías que conciben el aprehender jugando y descubriendo, el trabajo colaborativo, el desarrollo de materias por ámbitos y no por asignaturas, y sobre todo por el buen hacer de muchos/as maestros/as vocacionales que con una paciencia inmensa hacen de la docencia un arte y una aventura diaria. Sin embargo, con el paso de los años, y sobre todo en el último ciclo de primaria (cursos 5º y 6º), esta capacidad para aprehender se va disipando y se entrena premeditadamente al alumnado al proceso de aprendizaje (sin "h"), a través de montañas de deberes, a dar prioridad a acabar los temarios por encima de fomentar la ilusión y la motivación y, sobre todo, por centrar todos los esfuerzos en aprobar exámenes. Y es que en esto el sistema educativo es muy lógico y no trata de engañar a nadie: hay que preparar al alumnado para lo que le esperará en la educación secundaria obligatoria, o sea, estudiar, memorizar y "engullir" contenidos con el único fin de aprobar exámenes, lo que se denomina aprender. Así nos encontramos ante algo verdaderamente trágico. Aunque está demostrado científicamente, y cualquiera que tenga hijos/as puede corroborarlo, que el ser humano nace con la mayor de las predisposiciones por aprehender, por incorporar aquello a lo que encuentra sentido o lógica, nuestro sistema educativo transforma paulatinamente este talento innato de nuestros/as hijos e hijas para que terminen, en el mejor de los casos, aprendiendo un montón de información y conocimiento deslavazado que poco les sirven para aplicar en su vida diaria y mucho menos les servirá para desarrollarse como adultos competentes y libres. Y todo ello promovido por una enfermiza obsesión por los exámenes, por verificar y controlar la calidad del supuesto aprendizaje, sin compasión ni empatía con quienes los sufren, pura objetividad que servirá para reducir a la persona a un número, a una calificación, así como para recordarle permanentemente la amenaza de repetir curso, quizás lo que más penaliza y castiga la psicología de cualquier alumno/a.Pues la tragedia amenaza con extenderse este año a todo el sistema educativo, y lo hace tan rápido y vorazmente como el fuego en un pajar repleto de seca mies. Como consecuencia de que en el curso escolar que acaba de comenzar empieza a aplicarse la nueva normativa educativa contemplada en la LOMCE, desaparecerán en primaria la organización por ciclos y cada curso escolar tendrá un carácter independiente por sí mismo. Ello abrirá la puerta a que se pueda repetir curso en cada uno de los cursos de primaria, mientras que hasta ahora era posible al final de cada ciclo (2º, 4º y 6º). Es decir, la LOMCE traslada los patrones que se han demostrado erróneos de la secundaria a la primaria, imponiendo a niños y niñas, desde los 6 años que aprender es más importante que aprehender. Memorizar por encima de comprender y razonar, hincar codos por encima de divertirse aprehendiendo, aprobar exámenes por encima de incorporar conocimientos útiles. ¡Qué gran estupidez!, ¿verdad?.



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