Hoy te voy a enseñar cómo comer menos y cómo comer de forma equilibrada con este termómetro del hambre para distinguir los diferentes niveles de hambre y saciedad.
El fin de semana pasado me quedé unas horas en uno de mis lugares preferidos: una librería. Me encanta perderme entre los colores de las portadas, los olores a páginas recién impresas y, como una niña pequeña, empiezo a curiosear entre los títulos de los miles de libros que llenan las estanterías y que me parecen pequeñas puertas hacia mundos nuevos, algunos ya curioseados y otros todavía por descubrir.
Me llamó mucho la atención la cantidad de libros acerca de alimentación, nutrición y dietas. Como nutricionista siempre me atrae mucho esta parte, pero no te niego, qué al ratito, empecé a sentirme un poco agobiada. Demasiada información, demasiadas teorías, demasiadas dietas.
Escucha tu cuerpo para comer de manera saludable
Sin duda, es muy importante aprender a comer de manera saludable y tener conocimientos sobre los alimentos que llenan nuestras neveras. Sin embargo, creo que para conseguirlo lo más importante es dar un paso atrás y aprender a conectar con nuestro cuerpo, a escuchar los mensajes que nos envía.
Tu cuerpo es muy sabio, es tu maestro y siempre te indica cuál es el camino correcto para que estés fuerte y con salud. Te avisa cuando estás deshidratado a través del estímulo de la sed, o cuando te falta energía y tienes que alimentarte. Inlcuso es capaz de enviarte mensajes específicos sobre el tipo de nutrientes que necesitas. Piensa en las mujeres embarazadas, por ejemplo.
Hoy en día, a causa del ritmo de vida frenético que tenemos, hemos perdido la costumbre de escuchar los mensajes que nuestro propio cuerpo nos envía.
La vida en algunos momentos se parece más a una maratón que a un viaje: nos despertamos, corremos al trabajo, trabajamos sin descanso, comemos de prisa, volvemos al trabajo, corremos para conseguir hacer la compra antes de que cierre el supermercado, volvemos a casa, cenamos viendo la tele, nos acostamos.
Vivir corriendo y estar constantemente centrados en lo que tenemos que hacer, nos hace perder el contacto con el momento presente, con nosotros mismos y con nuestro cuerpo.
Empieza a reconectar con el aquí y el ahora, dedicando unos momentos del día a escuchar los mensajes de tu cuerpo.
Ralentiza tus ritmos, por lo menos cuando comes, transformando el almuerzo y la cena en dos momentos sagrados.
Utiliza el termométro del hambre para comer menos
Imagina que tuvieras un mando mágico y que pudieras hacer que el tiempo se moviera al ralentí, como si todo fuera a cámara lenta. Todo iría mucho más despacio y también todos tus sentidos serían más receptivos.
Cuando ralentizas tus ritmos, puedes disfrutar más plenamente de tu comida, saboreando cada uno de los bocados que llevas a tu boca. Si lo haces, te darás cuenta de cómo varía tu sensación de hambre.
Hoy, cuando llegue la hora de comer, antes de empezar, haz una prueba y pregúntate que nivel de hambre tienes.
Luego empieza a comer lentamente. fijándote en cómo, poco a poco, el hambre va bajando y de cómo, de forma paralela, va aumentando la sensación de saciedad. Exactamente como pasa con los matices de colores que existen entre el blanco y el negro, también descubrirás que hay diferentes niveles de hambre y saciedad.
Para que te resulte aún más fácil te voy a dejar una pequeña pero útil herramienta: es un termómetro que va subiendo su puntuación según tu nivel de saciedad.
Consecuencias de comer devorando
¿Te ha pasado alguna vez de llegar a la hora de comer tan hambriento como para lanzarte literalmente hacia la comida y comértelo todo con mucha ansiedad?
Yo he sido una experta en devorar durante muchísimo tiempo, por eso sé que comer así tiene un triple efecto negativo.
- Comiendo de prisa no saboreas lo que comes y entonces no lo disfrutas. De esta manera te estás perdiendo uno de los mayores placeres de la vida. ¡Qué pena!
- Al comer tan de prisa no le das tiempo al estómago para enviar el mensaje de saciedad a tu cerebro. Normalmente este mensaje tarda unos 20 minutos desde que empiezas a comer. Entonces ¿qué pasa cuando comemos demasiado rápido? Que aunque hayas tocado el umbral de saciedad, tu cerebro todavía no se ha dado cuenta de ello. Como consecuencia, sigues comiendo mucho más de lo necesario, y eso provoca que de repente sientas un nivel de saciedad próximo al diez: estás a punto de explotar.
- Comiendo con ansiedad vas a tener una digestión más larga y difícil. Cuando comes rápido también masticas poco la comida y esto hace que acumules gases, tengas dolor de barriga y sientas somnolencia después de comer.
Desde hoy puedes evitar de llegar tan hambriento a la comida utilizando tu termómetro del hambre. Te aconsejo que comas cuando tu nivel de hambre esté entre un tres o un cuatro, sin esperar a sentirte hambriento. Y que dejes de hacerlo cuando tu nivel de saciedad se aproxime al cinco o al seis.
Empieza desde hoy mismo a sincronizarte con tu cuerpo y aprende a escucharlo atentamente. Así podrás comer menos y hacerlo de forma equilibrada de manera muy sencilla y fácil.